Vuelve y juega un segundo paro de conductores que forman parte del importante sector de la economía formal, llamados la mancha amarilla o los caballeros del volante y a pesar que todo fue anunciado, la ciudad se paralizó en medio de rabietas de otros conductores que con razón quedaron encerrados.
Conocí un documento titulado “Pliego de exigencias gremio de taxistas”, en el cual los representantes de la actividad, señalaron en doce numerales, lo que a su modo de ver, colmó su paciencia y por tal motivo, realizaron la actividad. Cinco de ellas, guardan relación directa con acciones para contrarrestar la informalidad. Cuatro, tienen que ver con asuntos normativos relacionados con una posible reversa a actos administrativos expedidos supuestamente sin los requisitos de ley.
Además, exigen se incremente la seguridad ante el creciente número de conductores que han sido blanco de los delincuentes. De igual manera, que sean eximidos del pago a las instalaciones de Cenabastos y finalmente lo relacionado con los controles a la gasolina subsidiada.
Frente a la informalidad, las autoridades deben cumplir sus obligaciones operativas, como quiera que su práctica, es una irregularidad que ha tenido total permisividad desde hace décadas y la solución está propuesta en el Código de Tránsito, el cual establece las sanciones respectivas para el mayor número de acusaciones y por tal motivo, el asunto se resume en resultados.
Con respecto al segundo grupo de exigencias, se hace necesario una juiciosa revisión puesto que aparentemente, se han proferido decisiones por parte de la autoridad de tránsito, sin el respectivo soporte técnico.
Uno de los puntos que a mi modo de ver cobra especial mención, es el relacionado con la gasolina subsidiada porque para nadie es un secreto que misteriosamente desaparece en veinte días en la mayor parte de las estaciones de servicio (EDS) y la razón pudiera ser que los operarios de estos centros de distribución abastecen sin control alguno a vehículos que han sido modificados para ser “ordeñados” y luego aprovechar la reventa.
Un conductor de taxi en una conversación informal, manifestó que no es justo que un automóvil de bajo cilindraje, se abastezca de gasolina subsidiada en un valor de cuatrocientos mil pesos, que luego revenden en la ciudad o la acumulan para que haga su tránsito a territorio vecino.
Llama la atención el término “exigencias” utilizado por el gremio para sus peticiones, puesto que si se colocan frente a un espejo, también son objeto de verdaderas exigencias por parte de los usuarios como los son, el no uso de los taxímetros, exceso en el cobro de tarifas, regular o pésimo estado técnico mecánico de muchas de sus unidades y otras falencias que bien pudieran superan las doce que ellos presentaron.
Considero que en esta oportunidad, la autoridad se dejó tomar ventaja y aunque no conozco el documento de compromisos, es probable que las “exigencias” solo se darán en un solo sentido y mientras tanto, esperar el momento en que decidan cerrar nuevamente la ciudad mientras los responsables o negociadores, permiten semejante atropello a toda la ciudadanía.