Las elecciones debieran ser la expresión de una democracia funcional, con voto ciudadano ajeno a cualquier presión.
El derecho a elegir no tiene por qué amarrarse al tráfico politiquero. Eso distorsiona el ejercicio ciudadano de participación en la escogencia de los servidores responsables de la administración de los bienes públicos.
La compraventa del voto genera turbidez y ofende a la sociedad en general porque vulnera la garantía del correcto manejo del patrimonio común.
Se debe tener conciencia respecto a la importancia de la voluntad popular en la provisión de quienes son escogidos para las funciones de gobierno.
Hay fundadas preocupaciones sobre las elecciones de octubre en Colombia debido a las amenazas de constreñimiento por parte de grupos beligerantes de alzados en armas. Son paramilitares, guerrilleros u otras bandas criminales, dedicadas a la intimidación, con panfletos, extorsiones, reclutamiento forzado o imposición de la llamada “disciplina para perros”, además de otras acciones de fuerza, con violencia incluida.
La cadena de violencia, a la cual están sumados el ELN, Clan de golfo, Disidencias de las Farc, Gaitanistas y otros eslabones, promueve actos recurrentes contra la vida de los civiles, en una demostración torpe y criminal que se hace recurrente.
Se requiere tomar en cuenta esas circunstancias y enfrentarlas tendiente a desmontar el entramado que han tejido los alzados en armas, con ínfulas de ejercer control en algunos puntos del territorio nacional. El Gobierno ha dicho que responderá por la normalidad y legitimidad de las elecciones. Es su deber y ello hace parte de la construcción de paz.
Norte Santander hace parte de los territorios amenazados de perturbación de las elecciones. Se está a tiempo de impedir que los grupos armados puedan levantar obstáculos que lleven al colapso.
Lo que sigue es darle una dinámica democrática a las elecciones, a fin de que sus resultados sean positivos para el manejo de lo público.
Hay que hacer de esa jornada democrática una fuente irrigadora de iniciativas en beneficio de la comunidad. Hay muchos problemas que demandan soluciones sin más retardo.
Los aspirantes a ser elegidos deben probarse en cuanto a conocimientos. También deben permitir escrutinio sobre sus vidas, sin ninguna restricción.
Con respecto a la Alcaldía de Cúcuta no debe faltar someter a los candidatos a una medición de sus propuestas y de sus actos, a fin de establecer si reúnen las condiciones para ocupar el cargo. Igual en cuanto a la Gobernación.
Hay que repasar los abanicos donde se agrupan aspirantes a la Asamblea y los Concejos. Mientras mayor acierto se tenga en la provisión de los cargos de elección popular, mejor librada saldrá la democracia. La calidad de los elegidos fortalecerá la gestión de gobierno. Si esa decisión no está provista de factores relevantes en cuanto a idoneidad y honradez se corre el riesgo de llegar a lo deleznable.
En fin, las elecciones de octubre tienen que dejar resultados de fortalecimiento de la democracia y no su envilecimiento. No se puede jugar al desvío, porque agravaría la situación de todos.
Puntada
La pretensión de que le vaya mal al gobierno afecta en su conjunto a los colombianos. Por lo cual, la tarea es desbaratar las tramas que buscan caer en el fracaso.
¿Y el fiscal Barbosa también en el manejo de los sucios montajes?
ciceronflorezm@gmail.com
cflorez@laopinion.com.co
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion