Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las superpotencias del momento establecieron “zonas de seguridad” para cada una. Los países de Europa Central y el mar Negro, fue el área establecida en el caso de la Unión Soviética, mientras que América Latina y el Caribe era la zona correspondiente de los Estados Unidos.
Por eso cuando Cuba cayó bajo el castrismo y se declaró parte del mundo comunista, Estados Unidos reaccionó fuertemente. El momento crítico se ubica en octubre de 1962, cuando los soviéticos intentaron poner cabezas nucleares en la isla, justificándolo como represalia ante la colocación de misiles en Turquía por parte de Estados Unidos; Estados Unidos bloqueó la isla.
El fin de la guerra fría agarró desprevenido a Estados unidos, a quien le costó bastante adaptarse a ese cambio, si es que alguna vez lo logró, y a Cuba, que ante la desaparición de quien la mantuviera, entró en el “período especial”, eufemismo castrista para la época del hambre. Estados Unidos desmanteló la estructura de inteligencia que funcionó para la guerra fría, y creó una maraña burocrática de entidades de inteligencia que no solo no se hablaban, sino que incluso se ocultaban la información. El momento más vergonzoso de estas se vio en los atentados del 11 de septiembre de 2001; ya se les había pasado el despertar de China o la toma del poder por un radical en un país estratégico como Venezuela. En Chávez, Castro encontró quien lo mantuviera. Estados Unidos pasó, por culpa de su gigantesca y soberbia burocracia de inteligencia, de la mentalidad preventiva de la guerra fría, cuando tenía bien identificado al enemigo, a la mentalidad reactiva de quien no lo ubica.
Estados Unidos nunca ha visto a América Latina como una región geopolíticamente estratégica. Colombia se convirtió en un estado prefallido en el gobierno Samper y obligó a la superpotencia a crear El Plan Colombia, como un programa de lucha contra el narcotráfico. Ante el involucramiento directo de la guerrilla, apoyada por Cuba, en el narcotráfico, Clinton autorizó expandirlo para lucha contraguerrillera.
Con el tiempo, la academia gringa, crisol de la burocracia, se “izquierdizó”, y empezaron a “entender” lo poco democráticos que en realidad eran los regímenes latinoamericanos, pero por su sesgo ideológico, dejaron de ver los riesgos de seguridad nacional que representaba Suramérica ante la influencia creciente de su gran némesis, China, y prefirieron seguir tratándola solo como región problema de narcotráfico.
Venezuela se fue degradando hacia un estado mafioso con alianzas con todo tipo de extremismos a nivel mundial y amistad con países adversarios de los Estados Unidos. Ese proceso fue aprovechado por China para “financiar” el régimen, y desde allí “invertir” en toda América Latina posicionándose en industrias clave. Mientras todo esto pasaba, Estados Unidos se hallaba inmersa en las guerras de Irak y Afganistán, que terminaron en fracasos dolorosos y costosos, lo cual hizo reticente a la burocracia de seguridad e inteligencia gringas de “involucrarse mucho” en ciertas regiones. Y el gobierno Obama, apoyado en este concepto y como amigo del apaciguamiento, decidió darle a Cuba tratamiento de país igual, con lo cual a su vez respaldó al régimen venezolano, por la relación simbiótica entre ambos. Coherente con esa política de apaciguamiento, apoyó el “proceso de paz” en Colombia, otra obra política de apaciguamiento.
A Estados Unidos regresó hoy esa política, mientras que país tras país latinoamericano cae en el socialismo castrista. La burocracia gringa propone hablar con Venezuela para apaciguarla, y “recuperar” la “buena” relación que Obama dejó con Cuba. El problema es que el patio trasero de Estados Unidos se ha vuelto un lugar atractivo también para el extremismo islámico y de otros tipos, y que cualquier solución radical debe contar con China como un accionista principal de Latinoamérica. La pérdida de Latinoamérica parece ser otro gran error geoestratégico de los Estados Unidos y lleva a preguntar, ¿si Estados Unidos no pudo con una Cuba insular, que hará frente a una Cuba continental?