La periodista Vicky Dávila tenía razón al publicar el escandaloso video porque somos una sociedad alienada y amarillista, que solo reacciona frente a la publicación de noticias sensacionalistas, que pasa en fracción de segundos de la euforia a la irascibilidad. Los colombianos somos así, nos encanta el morbo y el circo. Tan cierto resulta el acierto de Vicky, que tanto la Fiscalía como la Procuraduría hacía más de dos años conocían de la existencia de la comunidad del anillo sin que pasara absolutamente nada. No les importaba. Fue necesario que Jineth Bedoya fuera secuestrada, torturada y agredida sexualmente por sus captores para que el país reaccionara antes las atrocidades que sucedían en la cárcel modelo de Bogotá.
Y seguramente no solo somos así los colombianos, sino también los mexicanos y los latinos. Recordemos la publicación por estos días que hiciera el actor norteamericano Sean Penn sobre la vida y las mujeres del chapo Guzmán. Que escandaloso se dijo inicialmente, que el periodista había traspasado la frontera de lo moral, que lo uno y lo otro, pero lo que sucede es que somos así. Nos encanta el escándalo, el morbo y el circo, y lo que es peor, lo más lamentable, es que las autoridades en nuestro país es la única forma en que reaccionan. Ese amarillismo lo percibe un columnista de la Opinión. Cuando se escribe una columna con rigor y análisis, muy pocos, casi nadie te dice nada. Pero aquellas columnas en las que se dice que el alcalde es un ladrón, que se robó esto o aquello, que lo encontraron drogado e inconsciente en su propio despacho, que tiene principios de mariquería, la gente te llama y te felicita.
Por todo ello es que Vicky Dávila no se excedió y actuó valientemente, porque el Doctor Ferro no es cualquier ciudadano de este país, desempleado, sin ninguna responsabilidad social. No, él era el viceministro del interior encargado desde ese ministerio de velar por la defensa de los derechos humanos, y si bien el video es de 2008, época en que buscaba algún sitio por los lados del parque nacional para ponerle las nalgas a un capitán de la policía, por esa época era senador, le correspondía defender los intereses de la nación, y por ello, lo que dijo al país su valiente y digna esposa que la vida íntima de su marido, le correspondía a él y a la pareja, es una posición respetable y valerosa, pero su esposo tiene una responsabilidad ante el país, y como tal, cuando Vicky publica el video, no se equivoca, hizo bien. La mejor defensa de la periodista son los dos años que llevaba la Fiscalía y la Procuraduría investigando la comunidad del anillo, y no hicieron nada.
Si no hubiera sido por ese escándalo, el general Palomino seguiría como director de la policía permitiendo que sus cadetes y alféreces siguieron siendo abusados sexualmente dentro de la institución encargada de defender la vida y la integridad de los colombianos. Por otro escándalo fue que también cayó Jorge Armando Otálora, quien mientras tenía a su cargo velar por la defensa de los derechos humanos, cargo en el que devengaba 24 millones, con viajes y viáticos para el ejercicio de sus funciones, también engañaba al país, porque lo que hacía era corretear por las oficinas de la defensoría del pueblo a una de sus asesoras. Por eso se cayó, por inmoral, por defraudar al país.
Creería que aquí hay que salir en defensa de periodistas como Vicky y Jineth, porque ejercen el periodismo con entereza y dignidad, porque aquí no estamos en un país donde tenemos servidores públicos como una vez sucedió con el alcalde de Berlín, que se había comprometido en unos plazos a realizar unas obras, se retrasó, y sin que nadie se lo dijera, renunció. No, aquí, al contrario, Palomino auspicia la comunidad del anillo, y después sale a decir que es el mejor policía de América. Por todo ello, es que hay que celebrar los aciertos de Vicky.
