La guerra comercial entre China y Estados Unidos empezó en marzo de 2018 con el anuncio de Donald Trump de imponer aranceles del 25 por ciento a las importaciones de acero de China y del 10 por ciento a las de aluminio. Estos 14 meses han sido de expectativas ante las constantes amenazas del presidente estadounidense y las reacciones del gobierno chino.

Cuando todo parecía que era posible un acuerdo, el miércoles de la semana pasada tras concluir la última ronda de negociación en Shanghái, Trump anunció una nueva imposición de aranceles del 10 por ciento, a partir del primero de septiembre, a importaciones del país asiático valoradas en 300.000 millones de dólares.

Como reacción a tal anuncio el gobierno chino depreció su moneda hasta 7.01 yuanes por Dólar, su nivel mas bajo desde 2008. Esta situación de guerra económica, que se ha convertido en guerra de divisas, trae graves repercusiones para los mercados mundiales, las bolsas de valores de todo el mundo bajaron, el precio del petróleo cayó considerablemente y la cotización del dólar se disparó. 

El precio del barril de la referencia Brent perdió 4.6 por ciento y quedó en 56.23 dólares el jueves, la cotización más baja desde enero de este año. En una sola semana ha perdido 10 por ciento. El dólar llegó el lunes a $3.459, máxima devaluación de nuestra moneda en la historia, mientras el euro alcanzó una cotización de $3.848.    

Según los expertos, esta guerra económica y de divisas, podría empeorar los efectos tanto para Estados Unidos como para China. El temor crece ante una posible recesión en Estados Unidos, por esto las expectativas sobre la próxima reunión de la Reserva Federal (FED) en septiembre. 

Pero como en economía mientras unos pierden otros ganan, esta incertidumbre ha llevado a los inversionistas a buscar mayor seguridad para sus capitales, y todo parece indicar que el oro es el mejor refugio. Ante la elevada demanda por el metal precioso su precio se elevado considerablemente hasta alcanzar los 1.507 dólares la onza, por primera vez en seis años. 

En un mundo tan volátil como fruto de la globalización la incertidumbre cada vez es mayor. ¿Qué pasará?