Amables Lectores: La firma encuestadora Invamer, publica anualmente sus resultados de favorabilidad y desfavorabilidad de las principales instituciones colombianas tanto públicas como privadas.
En su último resultado dio el orden de favorabilidad de mayor a menor: Empresarios, militares, Iglesia católica y la ONU. Las más bajas calificaciones son para el congreso y los partidos políticos. Igualmente la guerrilla llega casi a un 90% de desfavorabilidad. Podemos concluir, que a diferencia de Venezuela y de otros países del área andina, Colombia es un país de empresarios. El mayor orgullo de una familia es poder mostrar a los demás, su empresa y manifiestan públicamente que fue fundada por su padre o abuelo. En Colombia, el sueño de muchos es ser empresario y por ende ser independiente. Es su meta y sueño.
Por eso y otros factores el proyecto político de Petro, con una marcada tendencia anti empresa, no tendrá futuro en Colombia; lo anterior se ha estado destacando en la discusión de las reformas laborales, pensiónales y de salud que han recibido gran oposición. La laboral está hecha a medida de los sindicatos dejando por fuera el emprendimiento y pequeños negocios. Se plantea en dicha reforma que si una empresa quiere prestar un servicio a otra, debe ofrecer a sus trabajadores los mismos beneficios que tiene aquella con la que pretende contratar.
Ejemplo, si quiere una pequeña empresa contratar con Ecopetrol debe ofrecerles a sus empleados los beneficios de que gozan los trabajadores de la gigante estatal. En la práctica ningún emprendedor podrá contratar con Ecopetrol. Ni hablar del proyecto de la reforma de la salud, donde se piensa estatizar este servicio y volver a los nefastos tiempos de los servicios de salud manejados enteramente por entidades públicas. Sobre pensiones, no está lejano, el desastre de las cajas de previsión como pagadoras de pensiones que fue un martirio permanente del afiliado para lograr la cancelación oportuna de su mesada.
Ya se arrancó cronológicamente el segundo semestre del año en curso. Los datos que se tienen a mano muestran un freno en el ritmo de las actividades productivas. Si lo comparamos con el año anterior. El índice de seguimiento de la economía (ISE) mostró una caída de 0.78%, fenómeno presentado por primera vez en dos años.
La inflación cerró mayo con un 12.36%, lo que llevó al Banco de la República a finalizar el ciclo alcista en la tasa de interés. El desempleo cerró mayo en 10.5%, muy similar a los datos del 2022, pero la construcción ya está reflejando una pérdida de empleos. El negocio de vehículos y la producción cafetera también muestran señales de freno. El consumo en los hogares también se ha contenido cercano al 3%. Según Camacol se observa que solo se han vendido 53.559 unidades de vivienda comparada con las 117.688 vendidos entre enero y mayo del año anterior.
Debemos recordarle al país que no existirá empleo formal sin empresas.
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