Las mujeres tienen muchas virtudes, entre ellas su entrega a los hijos. Pero tienen un gran defecto, que no han podido superar: no son capaces de guardar un secreto y por esa razón no han alcanzado el poder en Estados Unidos, Rusia, China y Colombia.
Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe, quien tiene la virtud de ser mal enemigo y pasó de oscuro senador liberal a jefe indiscutible de la derecha colombiana, decidió crear nuevo partido político y lanzar como aspirantes a la Presidencia a cinco de sus acólitos, entre ellos dos damas, una de ellas descendiente del expresidente Guillermo León Valencia, a quien atacaba una gripa cada vez que tenía un problema, y la otra, una destacada integrante de familia clientelista de Sucre, los Guerra Tulena, estratégicamente repartidos entre todos los grupos políticos, y quien duró de aspirante a candidata lo mismo que merengue en la puerta de una escuela: muy poco. Luego al grupo se sumó exministra de defensa, Marta Lucía Ramírez, conocida por sentarse en la palabra cada vez que le dan un micrófono.
La señora Ramírez, quien se lanzó en representación del conservatismo doctrinario, supo honrar su fama: en rueda de prensa transmitida por televisión, junto con sus rivales, soltó la noticia bomba: la derecha aspira a quedarse en el poder por lo menos seis períodos presidenciales. Una repetición de la hegemonía conservadora del siglo 19, cuando los azules, orientados por otro volteado, don Rafael Núñez, se quedaron en el poder desde 1886 hasta 1930.
Entre tanto, los rivales de la dama, como el pastorcito mentiroso o los próceres de la Patria Boba, no se han dado cuenta de lo que les va pierna arriba: los liberales hicieron gastar 40 mil millones para decidir entre dos candidatos sin votos y el resto de aspirantes se han fragmentado entre 40 optimistas, a cual más incapaz. Vamos derecho para el abismo, no como nuestro empobrecido vecino, Venezuela, estrangulado por el comunismo mamerto, sino hacia dictadura de derecha, fiel copia del franquismo, o del nazismo, que soñaba con quedarse mil años en el poder, y quienes son tan dañinos como la izquierda inepta de Maduro. Y para rematar: la más sectaria congresista uribista decidió borrar la historia y sostener que no existió la matanza de las bananeras. Otra vieja táctica de la derecha, que acabará sosteniendo que Gaitán se suicidó.
Estamos advertidos, pues. Que no se repita lo ocurrido en otros momentos de la historia nacional cuando pensamos que no iba a pasar lo peor. Y sucedió. GPT
