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Los nombres hebreos
Israel, dice la Biblia, es el pueblo de Dios. Y según el mismo texto sagrado el Señor le daba la victoria siempre.
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Lunes, 19 de Febrero de 2024

Esporádicamente sale en las redes sociales la enumeración de los Premios Nobel que han conquistado individuos israelitas. La lista es larga. Ninguna nación supera a Israel en genios en todas las ciencias.

Los aportes de los judíos en infinidad de inventos y al progreso y al bienestar de la humanidad son inmensos. Por ello es incomprensible cómo en la tragedia causada por el grupo palestino Hamás el 7 de octubre de 2023 a Israel con un saldo de 1400 muertos, centenares de heridos y 203 secuestrados, los terroristas han contado con la simpatía y hasta el apoyo mundial a través de manifestaciones multitudinarias.

Se quiere desconocer que los enemigos de Israel juraron hacerlo desaparecer, y que éste no ha tenido otra opción que atacarlos hasta su exterminio. O Israel acaba con los terroristas palestinos o éstos acaban con Israel.

No hay otra disyuntiva. Pero la defensa que está ejerciendo no la perdonan las fuerzas de izquierda, ni siquiera el amigo incondicional, Estados Unidos, hoy gobernado por Joe Biden, un desequilibrado señor demócrata y con tendencia socialista, católico y abortista, abanderado de la agenda 20-30, de la inmigración descontrolada, de la expansión de cualquier aberración sexual, del cambio climático y de otras excentricidades.

Pero dejemos el tema político y abordemos otra impronta que han dejado los hebreos en el mundo. ¿Se ha puesto a pensar, amigo lector, que los nombres más comunes que usamos son hebreos? ¿Que son tomados de un libro nacido hace más de tres mil años, la Biblia?

Solamente el nombre Antonio, tan común en nuestra cultura, no es hebreo, es de origen latino. Pero los restantes nombres que abundan, se encuentran tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Díganlo, si no, los nombres de Adán, Eva, Abel, Noé, Moisés, Salomón, David, Saúl, Jacob, Sara, Jesús, María, José, Esther, Ruth, Judith, Myriam, Pedro, Pablo, Juan, Mateo, Marcos, Gabriel, Manuel, Miguel, Israel, Elías, Benjamín, Belén, Pascual,  Efraín, Lázaro, Carmen, Joaquín, Salvador, Ana, Jairo, Magdalena, Isabel, Isaías, y mil más.

Solamente el maldito de Caín no mereció que nadie lo recordara llevando su nombre; tampoco se conoce ningún Judas, al menos de nombre pues de traidores está lleno el mundo. Aunque Judas el malo tuvo un tocayo bueno, Judas Tadeo, discípulo de Jesús; pero sí se usa el Tadeo.

Es tal la influencia de la Biblia que hasta frases del griego traducidas al latín como “Ecce homo”, que dijo Pilatos al mostrar a Jesús a la multitud, “He aquí al hombre” ha servido de nombre de varón, pero unidos los dos vocablos, Eccehomo, (se pronuncia “eche homo”). Y la expresión que usa la Iglesia para agradecer al Señor, también en latín, “Deo gratias” (pronunciado Deo gracias), fue el nombre de un miembro de la Junta Militar que remplazó a Rojas Pinilla; propiamente, el general Deogracias Fonseca.

Israel, dice la Biblia, es el pueblo de Dios. Y según el mismo texto sagrado el Señor le daba la victoria siempre. Modernamente se recuerda la Guerra de los Seis Días, entre el 5 y el 10 de junio de 1967, en que Israel derrotó a Egipto, Siria y Jordania. Y el rescate increíble de 103 rehenes judíos secuestrados en un avión conducido a Entebe, Uganda. (Recomiendo la película). 

orlandoclavijotorrado@yahoo.es


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