El departamento de Antioquia ha sabido desarrollar una clase dirigente de enorme proyección, que le ha dado la delantera no solo en el crecimiento industrial, sino también en materia de infraestructura y desde luego en el avance del talento humano.
Para no ir muy lejos, tienen sistema de Metro hace más de 25 años y además transporte en cable y desarrollan el tren de cercanías para integrar toda su área metropolitana, lo que convierte a su capital, Medellín, en un emporio de desarrollo que la hace atractiva no solo para la inversión industrial y comercial, sino para el turismo, pues además han sabido desarrollar escenarios de enorme atracción para los visitantes tanto nacionales como extranjeros.
Ahora su sistema vial de interconexión con el resto del país, es sin duda el más avanzado, con un esquema de dobles calzadas, que le permiten lograr una conexión tanto con el océano Atlántico como con el Pacífico, y también con en centro del país.
No vamos a hablar del desequilibrio en las regiones, pero de lo que sí tenemos que hablar, es de la necesidad de impulsar la formación de una clase dirigente, que esté dispuesta a luchar por su región y a defender los proyectos que se requieren para alcanzar altos estándares de crecimiento.
Desarrollar una cultura de compromiso, está en manos de quienes tienen a cargo las responsabilidades del liderazgo regional: los gobernadores, los alcaldes, los parlamentarios, diputados y concejales; pero también de los dirigentes cívicos y gremiales, y por supuesto, los establecimientos educativos.
Pensar en la región implica meterse a fondo en los problemas que se padecen y también en el análisis constante de lo que hace falta complementar para que se puedan alcanzar las metas en tiempos medibles y reales.
Qué orgullo el de Antioquia, una raza pujante que avanza hacia el futuro y que está en capacidad de sentir orgullo de lo que hace y también de tomar rectificaciones cuando los caminos abordados no resultan ser los indicados.
Formar talento humano y capacidad de compromiso frente a los proyectos que se requieren, tiene que ser un imperativo de las regiones; el secreto está en poder hacer más o menos lo mismo que hacen aquellas que alcanzan objetivos concretos y grandiosos, y que demuestran una capacidad de lucha permanente y sin pausa por los proyectos que resultan ser la esencia de su trabajo, de su empuje, de su proyección.
Antioquia es sin duda una región para mostrar, pero también para imitar, y si la audacia y el talento lo permiten, también para superar, pues todo en la vida es susceptible de mejoramiento cuando el talento y el trabajo lo permiten.
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