El expresidente Uribe acaba de señalar en un trino que el periodista Daniel Samper Ospina es un violador de niños. En definitiva la mentira en las redes sociales, lo que se llama la posverdad, se impone en el mundo.

Hoy en día los discursos en una plaza pública, plantear públicamente un programa de gobierno o unas ideas de buen gobierno, son expresiones que no le llegan a la gente, con eso ya no se gana una elección.

Es más posible tener éxito mintiendo en las redes, calumniando a alguien, diciendo cualquier cosa contra alguien, que diciendo la verdad.

Así fue como Trump ganó la presidencia, con la ayuda de ciberataques provenientes de Rusia. El problema del trino de Uribe es la cantidad de gente que lo sigue casi con devoción, sin pensar, irracionalmente.

Actúan como si se tratara de una manada. Lo que Uribe diga, lo que el ex presidente ordene. Por eso hoy en día uno de los favoritos para ganar la elección presidencial del próximo año es el que diga Uribe. Hoy la gente no sabe quién es, pero de todos modos está entre los primeros.

Colombia ha tenido en su historia líderes que han generado pasiones desbordadas. Cuando le robaron en el 70 las elecciones a Rojas Pinilla, nació el M – 19. En 1.953 cuando el General llegó a la presidencia la gente salió a celebrar en las calles.

Antes de Rojas, hubo otro que político que impuso su forma particular de hacer política, diciendo muchas cosas que no eran ciertas, pero igual, la gente lo seguía, y por ello Laureano Gómez defendía casi como un slogan de gobierno que en su momento se impuso: “calumnia, calumnia, que de la calumnia algo queda”.

El problema de esa forma de hacer política en un país como el nuestro es que esas actitudes generan muertos.

Desde el pasado viernes cuando Uribe puso el trino en contra del periodista Samper Ospina, pensarán que de verdad este último es un violador de niños, y hasta llegarán a pensar que Samper Ospina es igual o peor violador que Uribe Noguera.

La polarización que vive el país frente a las elecciones del 2.018 es muy peligrosa. Esa posverdad entre nosotros, esas mentiras sistemáticas en redes sociales en un país con tanta inequidad, con tantos odios históricos, son muy riesgosas.

Esa polarización crece cuando conocemos la última encuesta para la presidencia en la que por ejemplo Petro aparece como uno de los más opcionados para ganar la presidencia.

Esa tendencia, puede exacerbar más a que el país entre en una disputa entre el candidato de izquierda y uno de extrema derecha, o el que ponga Uribe. Eso podría suceder en el país.

Y ahora aparece en el escenario una candidata que tratará de recoger un elector que en un escenario de polarización, también es peligroso, no por sus ideas, sino por la pasión que siempre despierta la religión: Vivianne Morales con los cristianos.

De hecho, en el plebiscito de octubre del año pasado ya probaron su fuerza cuando ganó el No.

El que cada día debe estar más preocupado es Vargas Lleras que cada vez baja más en las encuestas. Este tema de las redes sociales en la política cambió el mundo, y aquí se impone en nuestra propia realidad. La mentira en las redes sociales aquí polariza y genera odios. Aquí hay realidades que son inocultables. He ido en los últimos meses a zonas en los llanos orientales y a la Guajira, y lo que más impresiona es el fervor que existe en esas zonas por Uribe. “Allá en esas montañas era donde estaba la guerrilla, y de allá las sacó Uribe y por eso pude volver a mi finca”, es lo que le dice la gente al que llega, y por eso votan por el ex presidente. Por eso los trinos de Uribe, ciertos o mentirosos, moverán las elecciones del próximo año.