Estando en pandemia no podemos asistir al estadio para ver los partidos de futbol, pero de acuerdo con los acontecimientos recientes relacionados con el equipo de la ciudad, ese ayuno futbolístico se va a prolongar indefinidamente. Todo parece indicar que el otrora doblemente glorioso desaparece del panorama nacional y su nombre quedará para el registro histórico de un equipo de futbol casi centenario y miembro fundador del futbol profesional en Colombia en los albores del siglo XX.
El comienzo del fin se dio cuando el equipo fue vendido en su mayor parte a un señor conocido negociante del futbol con antecedentes de malos negocios en otros equipos. Los resultados de su gestión saltan a la vista, un vaivén entre la Liga y la categoría B, llevándolo a otras plazas que nada tenían que ver con la esencia de sus colores. Armó un equipo que tuvo bajo rendimiento deportivo, con muy mal manejo administrativo que desembocó en la suspensión del reconocimiento deportivo y luego la liquidación judicial. No valieron las tutelas interpuestas por José Cadena, el mayor accionista del Cúcuta Deportivo y directo responsable de la debacle del equipo, ni de otros accionistas que intentaron con argumentos jurídicos detener el proceso.
Luego, con intereses no muy claros la Dimayor desafilia al equipo de un solo tajo, es entonces borrado de la lista de sus equipos miembros, sin que pudiera haberse remediado esta situación, en los días pasados la Federación Colombiana de Futbol ratifica esa decisión y listo, nos quedamos sin equipo, sin figuración en el concierto del futbol profesional colombiano donde la mejor figuración fueron el título del torneo finalización de 2006 y el subcampeonato de 1964. En la categoría B fue campeón en el año 2005.
Quedó atrás el título ganado de una de las mejores aficiones de futbol en Colombia otorgada a esta plaza por el seguimiento de los hinchas a su equipo en las malas y en las buenas. Se perdió un patrimonio de los cucuteños, una insignia de la ciudad, algo que los cucuteños tenemos entre nuestros haberes y es de gran valor para los amantes al futbol.
Hoy un grupo de personas interesadas en salvar a esta institución, su nombre, su bandera y su historia -algunos foráneos y otros de aquí- a través de una fundación que bien poco ha podido hacer por el escaso poder de maniobrabilidad que tiene. Las esperanzas de ver nuevamente la divisa rojinegra en el General Santander se esfuman ante la vista de los aficionados que guardaban con ilusión un desenlace distinto de esta situación. Porque hinchas es lo que tiene este equipo.
La solución es coger por otro camino, conseguir la participación de inversionistas, no importa que sean de fuera, pero que tengan respeto por la ciudad y su gente, para comprar otro equipo que podría ser de la segunda división, hacerlo competitivo y volver a la máxima categoría. La ciudad puede y se lo merece, tenemos entre todos que hacer ese esfuerzo para volvernos a reunir en las gradas de nuestro estadio cuando retorne la normalidad, para disfrutar de los momentos gloriosos que ya tuvimos.
jorgepabonl@yahoo.com