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Palabras censuradas
Por ley habrá que llamar a los mandamases de las cuadrillas terroristas ‘comandantes’.
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Jueves, 3 de Marzo de 2016

Se acordarán  de mí mis lectores si dentro de poco el presidente Santos no dicta un decreto imponiendo el nuevo lenguaje para usar dentro de lo que él y las Farc llaman el ‘posconflicto’, es decir, el lenguaje de la paz.

Por ley habrá que llamar a los mandamases de las cuadrillas terroristas ‘comandantes’, como ya lo están haciendo él, sus ministros, los turistas de La Habana encabezados por Humberto de la Calle,  y muchos en el alto gobierno, y a los miembros de las cuadrillas, ‘combatientes’, esto es, los mismos individuos que masacran a soldados que están durmiendo y a civiles inocentes.

De hecho, Juanpa y su corte ya les dieron esa noble categoría, de ‘combatientes’, y la de ‘actores del conflicto armado’, costal en que echan a militares y guerrilleros. Ah, y la palabra ‘terrorista’ también será abolida; el régimen de Santos ya la eliminó de su vocabulario.

Y la ñapa: ‘guerra interna’ y ‘conflicto armado’ son eufemismos hábilmente usados por las izquierdas que el gobierno acogió sin mayor análisis y ahora todo el mundo repite.  
Estos cambios continuos de lenguaje por un lenguaje llamado políticamente correcto lo confunden a uno.

En efecto, ya están vedados los vocablos gay, marica, maricón, mariposón, homosexual y lesbiana. Uno ya no sabe cómo identificarlos.

Yo propondría que para ser elegantes y no discriminar a nadie, como es la exigencia de algunos sociólogos y políticos,  se hablara de los sexos así: sexo masculino, sexo femenino y sexo neutro.
Recuerdo que en la Cartilla de leer uno aprendía la letra E con el ejemplo de ‘enano’.

Ahora no se puede decir de ese modo, sino persona de corta estatura.  Tampoco se puede nombrar al negro ‘negro’ sino afrodescendiente. Definitivamente, estamos jodidos.

Me vienen estas ideas al registrar la prohibición de la Corte Constitucional, en un fallo publicado en estos días, de usar las palabras minusválido, población minusválida, discapacitados, personas limitadas, limitados, entre otras.
 
Se la ponen a uno peliaguda. ¿Cómo llamaremos en adelante, sin que lo tilden a uno de discriminador y hasta lo penalicen, a los que siempre hemos conocido como ciegos, sordos, mudos, cojos, mochos, mancos, gochos y bizcos?

Nada hay nuevo bajo el sol.  Recordé en una Croniquillla de hace cuatro años que por 1854 en Caracas un gracioso publicó un bando en que se prohibía pronunciar mal ciertas palabras, bajo sanciones pecuniarias.
 
Aquí el caso no es propiamente de palabras mal pronunciadas sino de las palabras que el gobierno y la Corte mandan que usemos.

¡Qué tiempos aquellos en que todo se podía llamar por su nombre!
orlandoclavijotorrado@yahoo.es

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