Definitivamente, las diferentes dependencias del orden municipal con responsabilidad en el manejo de la movilidad, están resueltos a incomodar a los conductores de una u otra forma, motivo por el cual, debo remitirlos al documento “Manual de Señalización Vial” publicado por el Ministerio de Transporte.
El citado documento, debe constituirse en la guía permanente de las personas estructuradoras de licitaciones públicas, de tal manera que una de las obligaciones de los contratistas, sea el trámite del Plan de Manejo de Tránsito, el cual deberá ser aprobado por la autoridad de tránsito municipal.
Por muchos ciudadanos es conocido, lo relacionado con la obras que se realizan sobre la calle 10, en las cuales la señalización además de ser pésima se aleja totalmente de lo establecido por la norma, puesto que se ha creado un factor adicional al deficiente diseño de la red semafórica y las condiciones de la carpeta asfáltica de la mayor parte de las vías céntricas de la ciudad.
A la fecha, no tengo claro si es la Secretaría de Infraestructura, el Área Metropolitana o la Secretaría de Transporte y Tránsito de la ciudad, la entidad que decidió realizar dichos trabajos y mucho menos, los motivos que justificaran ese gasto por valor superior a mil doscientos millones de pesos, mientras tanto, muchas rutas del servicio público son abandonadas o regularmente atendidas, debido a las trochas por las que deben transitar, aspecto que según se deduce de la intervención de la ccalle 10, totalmente afectada en flujo vehicular entre la Avenida Cero y el Parque Santander.
Es necesario recordar a los funcionarios que deciden lo relacionado a la señalización e intervención vial, que existe el Manual de Señalización el cual contiene, en detalle, las especificaciones que deben ser exigidas a sus contratistas, porque sería muy preocupante que las obras además de no contar con la planeación, se sustente en pobres estadísticas relacionadas con la accidentalidad en dicho sector y, en cambio, el reclamo ciudadano por las malas vías sea el denominador que debe ser tenido en cuenta antes de precipitar una licitación cuyo objeto indirecto sea incomodar al conductor, aspecto que pudo evitarse con un buen Plan de Manejo, debidamente aprobado.
Por otra parte, deseo que la señalización horizontal, representada en la pintura de letreros sobre la carpeta asfáltica, sea duradera porque algo no me convence y es lo relacionado con el tipo de pintura utilizada, dado que si no se hizo la exigencia contractual, pues es muy probable que en menos de tres meses con o sin lluvias, los avisos pintados en la vía desaparezcan ante la presunta inexistencia de pintura con efecto reflectivo, para advertir a los conductores, la presencia de peatones.
Concluyo que la decisión de intervenir la calle 10, es lo más “lobo” que se ha visto desde la existencia de la Secretaría de Tránsito y no sería extraño que algún día los mismos genios, decidan volverla peatonal, gústele a quien le guste. Los recursos gastados en la obra si es que así quieren llamar a esa decisión, riñen totalmente con las promesas del alcalde Yáñez en campaña, cuando ofreció cuidar los recursos públicos.
