Definitivamente la movilidad debe ocupar uno de los primeros puestos de los temas a abortar por los aspirantes al primer cargo público de la ciudad, en el entendido que no solo se trata de seleccionar una persona con el conocimiento y experiencia en materia de tránsito, sino visualizar la ciudad con la carpeta asfáltica en el mejor estado posible, toda vez que sería imposible mejorar la velocidad promedio en las vías con tan protuberante deterioro existente.
Es muy evidente que la publicitada actividad de parcheo denominada la “ruta del asfalto” ha sido una de las más deficientes de las últimas cuatro administraciones y tan solo podría compararse con una, que brilló por todo menos por eficiente, pese a que se trataba de una mujer que luchó incansablemente para llegar a la alcaldía y luego de posesionada se desinfló totalmente, dejando a sus electores aburridos y desesperados como muchos se encuentran hoy.
De igual manera, la movilidad requiere un equipo operativo que esté en la calles, ocupado en estos momentos por la Policía Nacional en su especialidad Tránsito y Transporte, aunque sus acciones se orientan a todo menos a regular el tránsito o como escuché decir a un conductor de la mancha amarilla: “a echar pito”.
Es posible que las condiciones de los convenios con nuestra querida institución tuviesen cambios desde junio de 2022, habida cuenta que el objeto del mismo es bastante claro, tal como se desprende de la Resolución 0219 del 30 de junio de 2022, suscrita por el alcalde Yáñez, en cuya parte resolutiva establece: “…Aunar esfuerzos para la regulación y control del tránsito y transporte en la jurisdicción del casco urbano del municipio de Cúcuta…”
El objeto del convenio es muy claro en su alcance, siendo la regulación y control del tránsito la columna vertebral de la movilidad, motivo por el cual su presencia en las calles no es opcional sino obligatoria, es decir que desde muy temprano deben ser visibles para cumplir su obligación laboral regulando el tránsito o echando pito o como quieran llamarlo y no inventado incómodos operativos “personalizados” buscando miles de maneras de incomodar a los conductores.
Concluyo que si la ciudad cuenta con una ruta del asfalto lenta y corta en su alcance, con la permisividad de la autoridad al dejar estacionar vehículos en las vías principales y como complemento uniformados que se niegan a regular el tránsito, pues se inventarán pico y placa de cuatro dígitos, de seis y ocho hasta que prohíban transitar vehículos particulares de lunes a viernes. Creo que eso si daría felicidad a la administración.
Finalmente, invitar al supervisor del convenio con nuestra querida institución a que siga con la tarea de hacer cumplir las cláusulas y del acto administrativo y averiguar el por qué los uniformados no quieren echar pito.