Para entender lo que hoy sucede hoy en Colombia basta leer la nota del pasado viernes 3 de julio de La Opinión sobre lo que sucedía en el país hace 25 años: “Eln dejará de secuestrar. En aras de la humanización de la guerra, el Eln está dispuesto a abandonar para siempre la práctica del secuestro y a no seguir cobrando impuestos de guerra a la sociedad civil. Este será uno de los temas que se debatirán en Mainz (Alemania”. Pensar que eso era lo que sucedía hace 25 años evidencia que hemos vivido en un permanente engaño, en una mentira, saber que hay presidentes que han ganado las elecciones porque se comprometen a hacer la paz y mirar en lo que vamos, a ser testigos de ver como “celebraron sus cumpleaños” la semana que pasó el grupo insurgente, genera frustración. Vivimos en la sociedad de la mentira.
Seguramente por ello es que está escrito en 100 años de soledad, cuando Aureliano segundo se encontraba en su laboratorio haciendo pescaditos de oro y Úrsula le dice a su hijo, “ven y atiendes a unos señores que llegaron de parte del gobierno para hacer la paz”; la respuesta del hijo fue certera y contundente: “díganles que mejor se vayan a donde las putas, porque yo estoy ocupado en mi laboratorio haciendo pescaditos de oro”. Gabo hacía así una referencia a la inutilidad y estupidez de esas sucesivas guerras que vivió el país en el siglo XIX que tuvieron su mayor expresión en la guerra de los 1.000 días. Aún no hemos salido de eso después de leer la manera como el Eln se prepara para hacer la paz. Sin duda que lo que también le sucede a la sociedad colombiana y ello lo tiene claro el Eln, como está escrito en el mismo libro, es que padecemos la enfermedad del insomnio como sucedió en Macondo. A la gente se le olvidó los nombres de todo, y por ello 25 años después nos preparamos para la paz en medio de la guerra.
Hace ocho días le escuché una entrevista al hijo de Gabo Rodrigo García en la que participó la periodista Carolina Sanín, evento que se hizo en el Gimnasio Moderno, de si él creía que en 300 años se iría a leer aún 100 años de Soledad, si valía la pena llevarla al cine? El actual director de cine dijo que era posible que en 300 años tuviéramos algunas ideas vagas del libro, y que en todo caso su padre les dijo sobre la película, después de mi muerte “con lo de la película, hagan lo que se les de la gana”.
Colombia es una sociedad de muchas promesas incumplidas, como si fuera parte de nuestra genética, y por ello podríamos adoptar como himno la música del maestro Escalona “Voy a hacer una casa en el aire”; ni para que hablar del metro de Bogotá que llevamos haciéndolo hace 70 años, y aún hoy en plena construcción aún no tenemos claro si se hará aéreo o subterráneo. Petro dijo en campaña que iba a hacer un tren aéreo entre Barranquilla y Buenaventura, y ahora en la Guajira prometió delante de la comunidad Wayu, que se muere de hambre y falta de agua, que va a hacer un aeropuerto internacional. AL alcalde de Cúcuta le sucede lo de la ranchera, que ni en la casa le creen en el cuento de la “Cúcuta 2050”, y ahora el Eln se compromete que ahora sí va a hacer la paz, que partir del 3 de agosto no volverá a secuestrar ni extorsionar.
Mejor dicho, en mi caso, es que no tengo ni idea de cómo hacer pescaditos de oro, y probablemente pensar que es mejor ocuparnos de cosas más profundas como la lectura y la música antes que tener que volver a leer el editorial “en Colombia volvió a incumplirse otra promesa más”. Por ello se leerá 100 años de Soledad en 300 años.