Definir lo que parece obvio es una tarea difícil, pero es un buen ejercicio para aclarar conceptos errados y tergiversaciones. No voy a considerar el concepto político-administrativo de ciudad, útil para “arreglos” político-electorales.
Empecemos por la conclusión: las ciudades son su gente y sus relaciones entre ellos, con sus infraestructuras y estructuras y con el medio natural. Son los flujos de energía, de bienes y servicios y de información los que permiten las interrelaciones, la savia de la ciudad. Como resultado están los flujos de desechos y su disposición final. Las redes de ciudadanos hacen la ciudad. Por eso, cuando esas relaciones se afectan, por ejemplo por daño político como lo ha venido haciendo el “progresismo” en Occidente, el tejido social se reciente y la ciudad se estanca.
La razón de la ciudad es la gente porque la historia muestra que aunque las infraestructuras y estructuras de una ciudad sean destruidas, la ciudad sigue viviendo y renace. Los terremotos han destruido ciudades que vuelven a nacer de los escombros por sus habitantes.
Pero las guerras son un mejor ejemplo pues ningún fenómeno natural puede ser tan destructor como el odio humano. Varsovia en la Segunda Guerra Mundial fue destruida hasta su desaparición. Bombardeos aéreos destruyeron gran parte de sus estructuras, después el ejército alemán con artillería y lanzallamas destrozó los restos de los bombardeos hasta los cimientos y quemó el resto, sótanos incluidos, y como en los tiempos más barbaros, después los zapadores con buldóceres y otras máquinas de oruga esparcieron los escombros buscando desaparecer física e históricamente a su enemigo polaco. Es lo que quiere hacer Putin con Ucrania, desaparecerlo como pueblo y de la historia.
Los destructores de prójimo por odio ideológico nunca desaparecen del todo y solo esperan la debilidad de las contrapartes para atacar. Los varsovianos subsistiendo como exiliados o incluso entre los escombros de su ciudad, una vez se derrotaron los alemanes, regresaron con el ánimo de recuperar sus estructuras e infraestructuras, respetando la reconstrucción de los edificios históricos pero mejorando el urbanismo. En 1950, la Varsovia histórica había vuelto. La conexión del varsoviano con su concepto de ciudad y fuertes redes ciudadanas lograron superar lo insuperable.
Las ciudades débiles son las que tienen redes ciudadanas débiles, infectadas por la ideologización que crea intolerancia hacia el otro como lo hace el socialismo con su lucha de clases.
Pero, además, en la medida que el estado se hace omnipresente, suplanta las relaciones entre vecinos que hacen las redes urbanas y desgasta su capacidad de asociación por intervencionismo directo o haciendo que se pierda la confianza, la base de la economía. Al crear el socialismo nosotros y los otros, sin definición clara, limita la posibilidad de crear lazos de confianza. Un estado así es destructor de ciudades que aunque son difíciles de matar, si se pueden estancar y degradar, como lo vemos hoy en Bogotá o Cúcuta.
Entonces, reconstruir ciudad es reforzar los mecanismos de confianza ciudadana que permita la creación de redes de residentes que tienen y entienden un concepto de ciudad. Una visión de ciudad es el elemento cementante de fuertes redes ciudadanas y del desarrollo de la confianza social. Pero para ello son necesarias dos acciones: trabajar una visión de ciudad y descentralizar su planificación para poder reducir la omnipresencia estatal y dar vida a la vida ciudadana.
Estas consideraciones son el software de la vida urbana. El hardware son las redes físicas de interacción, como los servicios públicos o el transporte y por eso la ciudad se define hoy como la conurbación física urbana habitada, así sean de cabeceras municipales administrativo-políticas diferentes. Los flujos de personas, bienes, servicios e información entre todos los residentes de una misma conurbación sobre las infraestructuras urbanas definen la ciudad física, la ciudad metropolitana. Por eso la discusión si la planificación debe ser sobre el área metropolitana o sobre cada municipio es bizantina.
Una ciudad es usted: responsabilícese.