Se inscribió la revocatoria del mandato del alcalde Jairo Yánez con el eslogan “De que se va, se va, póngale la firma”. El comité asegura que en los próximos días conseguirá cerca de 120 mil firmas con las que iniciaría el proceso de sacar de la alcaldía al mandatario, a quien para revocarlo se requiere que el día de la votación salgan aproximadamente 80 mil ciudadanos a votar, y de ellos la mitad más uno tendrían que hacerlo en contra del alcalde. Algo así como más de 40 mil votos tumbarían al mandatario. Mi opinión es que si el alcalde no reacciona rápido, si no le da un timonazo urgente a su administración, a sus políticas, hasta podría lograrse su revocatoria. Antes las normas para revocar un alcalde exigían una participación en la práctica imposible y por ello existe un solo antecedente de caída de un alcalde en 25 años. Las cosas cambiaron a partir de la expedición de la ley 1757 del 2015, ahora por lo menos es probable.
El análisis político del porqué podría caerse el alcalde Yáñez es sencillo: las expectativas que se generaron en la ciudad con su inesperado triunfo fueron enormes. Una ciudad con graves problemas represados, con unas administraciones municipales que durante 25 años no lograron darle una respuesta a los verdaderos problemas de Cúcuta, algunas de ellas en las que hubo manifiestos actos de corrupción, y en octubre de 2019 los jóvenes cucuteños se apoderaron de lo que ellos saben, de las redes sociales, y lograron el triunfo de Yáñez. Hoy en día el mayor desencanto en contra del alcalde son esos mismos jóvenes que lo llevaron al triunfo. Hoy se sienten frustrados. El riesgo de una gran expectativa, es que termine en una gran decepción, y mucho de eso es lo que está pasando. No hay conexión ni comunicación entre la alcaldía y la ciudad. El análisis de “Cúcuta cómo vamos”, donde hay cerca de un 70% de la ciudad que manifiesta estar descontenta lo dice todo.
Hay algo más que está sucediendo en ese desencanto. En los últimos 30 años de elección popular para la alcaldía hemos tenido en Cúcuta alcaldes de todo tipo: algunos alcaldes corruptos, otros que no pudieron administrar su propia vanidad, recuerdo a otro con signos manifiestos de bobo, otros con algo de retardo mental: durante su administración ni siquiera entendieron los problemas de Cúcuta. Incluso en tres ocasiones el electorado de Cúcuta ha logrado derrotar a las maquinarias contra todo pronóstico. El primero fue Pauselino, la otra María Eugenia y ahora el ingeniero Yáñez. Las dos primeras estuvieron muy lejos de ser exitosas y llenar las expectativas, y por ello ahora con este triunfo del partido verde las expectativas eran enormes.
Si Yáñez fracasa, políticamente para Cúcuta la decepción es muy profunda. La gente percibe como si le están dando “una cachetada” porque todo lo que se logró en octubre de 2019, con tanto esfuerzo y entusiasmo, y es que esa oportunidad políticamente histórica para Cúcuta, la estamos perdiendo. El primer año de gobierno ha sido perdido, aún entendiendo la dificultad que ha generado la pandemia para todos los gobiernos en el mundo. El planeta aún no sabe que va a pasar con la pandemia en el 2021, lo más probable es que también será un año muy difícil para todos. Aquí ya no podemos seguir hablando de la Cúcuta 2050, aquí tenemos que pensar es en la Cúcuta de los próximos tres años. Los problemas los tenemos es ya, ahora, no a un largo futuro. La encuesta del Centro Nacional de Consultoría reciente que califica al de Cúcuta como el peor de Colombia, algo de eso trae.
El nombramiento de Cristian Buitrago es un acierto, porque le puede traer experiencia y manejo político al alcalde que es lo que se necesita, y comunicación que es otro problema con la ciudad. Ojalá que el alcalde lo escuche. Si esta administración no le da un giro rápido a su gobierno, podría llegar a tomar fuerza, y así como en octubre de 2019 fuimos noticia por el triunfo, ahora lo seríamos pero por la revocatoria.