El daño de casi todos los semáforos, el caos vehicular, la invasión del espacio público, la inseguridad, el alto desempleo (14.4%), la informalidad laboral (70%), las calles sucias, la escasez de combustible, la falta de buenas vías para conectarse con el resto del país y las arbitrariedades de Maduro para cerrar la frontera cuando le convenga, convierten a Cúcuta en una ciudad de marcada incertidumbre. De la ciudad de las frondosas acacias y de las calles amplias como el corazón de sus habitantes, apenas queda el corazón de sus habitantes.
Tras las oleadas del fuerte calor como resultado del fenómeno de El Niño, se presentaron lluvias durante varios días de esta semana, las cuales nos brindaron el beneficio del esperado refresco y el aumento del preciado líquido, pero provocaron inundaciones por falta de desagües, tanto en el centro como en algunos barrios. Esto ha obstaculizado el movimiento de personas y vehículos
Pero el inventario de cosas negativas no para aquí. Esta semana fue dado a conocer el estado del medio ambiente de las principales ciudades del país y, según el Índice de Calidad Ambiental Urbano (ICAU), Cúcuta quedó en la posición de muy baja calidad entre las 9 principales ciudades del país. De acuerdo a la calificación recibida, esta ciudad ofrece el peor medio ambiente, el menos apto para vivir.
En su segundo informe del programa “Cúcuta Cómo Vamos”, se resalta la carencia de información requerida para proyectar su desarrollo. En el informe sobresale la ubicación de nuestra ciudad en el deshonroso puesto 978, en atención al ciudadano, entre 1.011 municipios que tiene el país.
En el informe del Consejo Privado de Competitividad, próximo a salir, se presentará el Índice Departamental, una clave para la agenda de las diferentes regiones. La expectativa crece sobre la calificación que le pueda corresponder a nuestra ciudad con base en los resultados obtenidos y en las expectativas que se puedan mostrar.
Sin embargo, las crisis son verdaderas oportunidades para emprender las acciones que contribuyan al cambio. Por esto, se debe aprovechar este momento propicio para que el gobierno regional, la clase política, gremios económicos, asociaciones empresariales, directivas universitarias y de colegios, Cámara de Comercio y los medios de comunicación se unan para generar, mediante un gran compromiso, la sinergia requerida para darle una nueva imagen a Cúcuta y el Norte de Santander.
Entre los ejemplos que se pueden seguir está Medellín, donde a finales del siglo pasado se dio a conocer, por parte de gobernantes y la dirigencia empresarial, su proyección hasta el año 2020, en “El Norte está Trazado”. Los resultados están a la vista. Habrá dirigentes que no estén de acuerdo en copiar y prefieren aplicar nuevas estrategias siguiendo los principios de Albert Einstein, lo cual es válido. Lo importante es empezar lo más pronto posible.