Con la aclaración de que “No estamos en crisis económica, el país va a crecer cerca del 3 por ciento, puede que estemos navegando en aguas turbulentas, pero tenemos claro a qué puerto vamos”, el presidente Juan Manuel Santos dio a conocer el lunes el recorte presupuestal aprobado por el Consejo de Ministros. Con el recorte del 3 por ciento, equivalente a $6 billones, el presupuesto quedará en $209.9 billones.
Entre las razones de este Plan de Austeridad Inteligente, como lo ha denominado el primer mandatario, están: la falta de recursos públicos como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, lo cual ha provocado una baja en los ingresos superior a los $20 billones, y los requisitos que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) exige para que Colombia pueda ingresar a este privilegiado grupo.
Pero lo que más ha incidido en estas decisiones gubernamentales es la advertencia de la firma calificadora de riesgo crediticio, Standard & Poor”s, sobre la perspectiva de cambio de calificación, de estable a negativa, si no se toman las medidas fiscales urgentes para controlar el déficit presupuestario.
Entre las estrategias para incrementar los ingresos están, entre otras: la reforma tributaria, cuyos estudios están en manos de una comisión de expertos, quienes han dejado ver parte de sus propuestas como, el incremento del IVA al 19 por ciento y su aplicación a productos de la canasta familiar hasta ahora exentos. Ha tomado fuerza también la propuesta de reforma del director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, quien considera que Colombia no puede aplazar más reformas ante los retos que plantea el turbulento panorama mundial.
Según el doctor Moreno, la productividad nacional y el nivel fiscal son muy bajos. Con sus recomendaciones de una reforma pensional, IVA del 18 por ciento, duplicar la inversión pública, incrementar los recaudos de tributos nacionales y regionales con una proyección a 15 años, Colombia puede llegar a ser un país desarrollado en el año 2030, elevando su ingreso per cápita de 12.000 dólares actuales a 30.000 dólares, igual al de España y Portugal. Esta propuesta ya tiene reacciones en pro y en contra.
El panorama global cada vez se torna más difícil con tendencia a una nueva crisis, según analistas expertos. Y, lo más preocupante de darse esta situación, es que los países emergentes, especialmente los de nuestra región que en gran parte dependen de las exportaciones de materias primas, serán los más afectados. Entraríamos a pagar los beneficios recibidos en la crisis de 2008. Ojalá no nos salga tan caro.