A esta altura de la pandemia comienzan a conocerse algunos indicadores de sus efectos en algunos campos en Colombia y la región que más que preocupantes, son demoledores. Hoy en día la justicia en Colombia apenas funciona con cerca de un 40% de sus empleados que van apenas una par de días a sus despachos, y en ocasiones solo por horas. Hay despachos que desde el mes de marzo no han implementado ninguna virtualidad, no contestan correos y ya ni el teléfono. Si la justicia antes de la pandemia no funcionaba bien, ahora menos. En algunos casos está cerca al colapso. El desespero de algunos profesionales que viven de esta profesión liberal es cada vez más preocupante.
Por los lados de la educación hay es estragos. Como lo reseñaba de manera reciente este diario, hoy en día en 160 establecimientos educativos de Cúcuta, el 38% de los estudiantes no volvieron a atender las clases virtuales. Ello significa que cerca de 13.800 estudiantes aunque están matriculados y aparentemente siguen sus cursos, en realidad no lo hacen, no están asistiendo. Fácilmente son jóvenes que están desocupados en sus casas, probablemente viendo televisión, u otros en el mejor de los casos tratando en la informalidad de ganar algo. Si a ello se agrega como lo decía el exdirector de Google que “las redes sociales son amplificadores de idiotas”, que es la comunicación que tienen la mayoría de esos cerca de 14.000 estudiantes, pues peor. Los famosos “ Ni ni”, ni estudian ni trabajan.
Y un país con esas deficiencias en dos campos fundamentales, que son determinantes para que una sociedad pueda funcionar, la justicia y la educación con ese panorama, es desalentador lo que pueda suceder a mediano plazo. Lo más grave de estos indicadores es el panorama que en apenas un par de meses podría llegar a tener la pandemia en Colombia y más con lo que todos los días vemos de Europa. Anoche se hablaba de que Madrid podría ser declarada en estado de alarma. De otro lado, y como si con esto ya no tuviéramos, otro indicador que para nada es positivo, denunciado por el analista económico Salomón Kalmanovitz, son las previsiones que inventa el ministro de hacienda, que dizque el país para el 2.021 tendrá una recuperación económica cercana al 6,21%. Nada más grave en estos momentos que el ministro ande irresponsablemente “echando globos” sobre el futuro económico del país.
Frente a los dos temas al menos debería empezar a implementarse unos temas mínimos, porque no solo falta el rebrote de fin de año, sino que así como va el mundo y el país, mucho del 2021 será de lo mismo. En los temas de la justicia es urgente implementar al menos el “pico y cédula”, que le permita a los abogados a entrar al palacio de justicia al menos 2 días a la semana. Ese tema de que se va a digitalizar la justicia en Colombia es fantasiosa.
En los temas de educación, esa inequidad y pobreza en la conectividad que hace que el 38% de los estudiantes de los colegios de Cúcuta no se pueden conectarse porque no tienen computador, o no pueden pagar internet, debiera llevar a los concejales y alcalde a hacer un balance urgente de esa marginalidad, de esa nueva pobreza, y darles un computador para que se normalicen sus estudios. De no hacer nada frente a esta realidad, a la vuelta de unos dos años podríamos llegar a contar con una enorme cantidad de jóvenes marginales, desorientados y frustrados, algunos hasta con un odio muy temprano, que se vuelven en posibles “trabajadores” de bandas criminales. Hubo una imagen de esta semana que además de conmovedora, da miedo : las fotos de quienes perpetraron el 15 de agosto la masacre en Nariño en Samaniego. Los homicidas apenas eran unos niños.
