Mañana salimos a votar en las elecciones regionales más importantes en el presente siglo. Y sin rodeos, el voto será para tomar posición en lo interno del giro al socialismo o regresar al menos a la débil democracia de la que venimos. Porque no hay que llamarse a engaños, el gobierno Petro no es socialdemócrata, es de perfil castrochavista y defensor del terrorismo y el estado mafioso en lo interior; en el exterior apoya hoy el eje terrorista Moscú-Pyongyang-Teherán.
El voto, hoy tan degradado, es el ritual por excelencia de la democracia, pero este solo no hace democracia. Hay elecciones en Venezuela y Nicaragua y ambas están muy lejos de ser democracias, solo votan con un electorado constreñido. La democracia liberal se rige por leyes objetivas, controles cruzados en el estado y de la sociedad sobre el gobierno, libertad total del ciudadano como centro del estado y el monopolio de la fuerza estatal al servicio de esa democracia, no del presidente de turno. Por no cumplir con todo ello, Colombia no es una democracia plena, pero hay que votar porque ese es el mecanismo que encontraron los enemigos de las democracias para acabarlas.
¿Qué tipos de votos hay? Empecemos por el más conocido, el voto comprado y su variante el voto de maquinaria, usual en los partidos liberal-conservador-U y ahora en la izquierda que para estos comicios juega con el presupuesto nacional y “financiación” extranjera. No lo olvide, el voto comprado es el voto que se revende y hoy el comprador es Petro. Del mismo corte es el voto constreñido por los nuevos amigos del gobierno, los grupos armados y carteles, que harán su parte.
El voto impío es el voto radical y resentido tipo Primera Línea y demás activistas que buscaran posicionar a Petro y destruir el país. ¿Cuántos "inmigrantes" incontrolados del gobierno Duque del SEBIN venezolano, ETA, Hamas, Hezbolá, la inteligencia cubana y demás agentes del "desorden", “harán democracia” mañana?
Está el voto militante en cada partido y movimiento y está el voto en blanco, que en gran parte del país sería justificable en otra realidad, Cúcuta y municipios metropolitanos incluidos, pero que en las actuales circunstancias es como estar ahogándose y no usar los salvavidas existentes por esperar el mejor. Coja ese palo y siga a flote.
Y está el voto útil, el que se opone al curso político actual, porque el voto de opinión o voto de conciencia aplica solo en ciertas regiones con candidatos que realmente inspiran, pero es imposible en gran parte del país cuando uno mira la pobre trayectoria y los programas incongruentes de la mayor parte de los candidatos que parecen el Niño Dios ofreciendo regalos y prebendas de manera desaforada. Un ejemplo de voto útil es Galán en Bogotá que no es exactamente el gran líder pero que puede sacar el petrismo en primera vuelta y hacia allá se debería apuntar.
Finalmente, está quien no vota por ser "apolítico", "desinteresado" o simplemente irresponsable a quien no le importa el rumbo del país, aunque después siempre se queja, principalmente cuando está bebiendo.
Yo votaré por candidatos opositores al actual gobierno o de partidos ídem y aquí no incluyo liberales, conservadores, U y verde que si no están llenos de petristas disfrazados, más temprano que tarde negociaran con el gobierno. Y buscaré el candidato que además defienda la descentralización, única salida constitucional que le queda todavía a Colombia.
Sepa votar, incluso en ausencia de materia; hay que leer. Que mañana Diosito nos agarre confesados.
Noticula. Definitivamente, el votante latinoamericano debería ser sujeto de un estudio siquiátrico ampliado. En Colombia votaron por Petro y en Perú por Castillo después de ver el desastre del chavismo y el domingo pasado en Argentina ganó el ministro de hacienda del gobierno Kirchnerista que tiene la economía argentina al borde del colapso. Para la locura hay explicación, para la estupidez, no. Por eso soy pesimista en las elecciones.
Manuel Guillermo Camargo Vega
