Hoy muchos mantienen cierto nivel de angustia en sus casas y abogan para que las cosas retornen a la “normalidad” que había antes que fuera decretada la cuarentena. Algunos lo quieren así para volver a su trabajo, otros para tener la “libertad” que siempre habían disfrutado sin que nadie les estuviera diciendo a dónde y en qué condiciones pueden ir, bien sea la calle, los parques, el vecindario y la ciudad misma.
 
Volver a lo de antes, lo de siempre es un ruego que están haciendo los comerciantes para que se les permita abrir sus almacenes y reactivar las ventas de las cuales derivan sus ingresos. Los centros comerciales quieren tener abiertas sus puertas y recibir a los compradores porque el cierre les ha golpeado en sus finanzas y algunos podrían ir a la quiebra. A estas alturas son muchos los negocios que han podido reanudar sus actividades con sus puertas semiabiertas y ofertan los productos con los cuales se han especializado.
 
Los dueños de los equipos de fútbol quieren también estar nuevamente en los estadios dando su “espectáculo” del cual pueden gozar los aficionados. En este campo es poco lo que se ha avanzado en nuestro país. Los europeos que fueron golpeados antes que nosotros por la pandemia se han adelantado y algunas ligas retornaron a la competencia y otras están próximos a hacerlo. Con estadios vacíos, con pocos asistentes técnicos -apenas los necesarios- y escaso personal de prensa para evitar las aglomeraciones, pero los seguidores de este deporte ya pueden disfrutar los partidos por la televisión.
 
Los más “viejos” también están ansiosos por salir a pasear, abandonar el encierro al que se les ha destinado con el objetivo de evitar el encuentro con otras personas que pudieran infectarlos con el “famoso” coronavirus. Algunos se inventaron “la rebelión de las canas” para solicitar a las autoridades que le sean devueltos sus derechos y desistan de considerar a los mayores como los “inútiles” de la sociedad porque todavía tienen mucho que aportar. Esto último es cierto. Pero no deben olvidar que la enfermedad causada por el nuevo virus los ataca con mayor fiereza y los resultados son más deletéreos si se le compara con los demás.
 
Los más jóvenes quieren también volver a sus actividades académicas de forma presencial para dejar de lado la virtualidad que ha sido compañera en estos días de cuarentena. Reclaman que con los métodos que tuvieron que ser adoptados con urgencia no se llenan las expectativas y menos aquellos que requieren realizar prácticas. Ya se conoce una fecha concreta para poder asistir a las aulas, pero con gradualidad y de manera paulatina hasta alcanzar la totalidad de las actividades que fueron aplazadas al comienzo de este periodo.
 
En fin, todos quieren volver y tener las mismas “garantías” que tenían en épocas previas. Lo cual se está poniendo en práctica de forma escalonada porque los casos de infectados y muertes por la COVID-19 siguen en ascenso y el pico máximo todavía no se ha logrado. Con paciencia esperemos que el curso de los hechos sea hacia el pronto dominio de la situación y que salgamos bien librados. Por ahora el regreso debe hacerse cumpliendo los protocolos y con mucha más responsabilidad individual.