Yo les aconsejo a los candidatos para las alcaldías y la gobernación que no se desgasten proyectando las Torres Gemelas, ni la Torre Eiffel, ni los Jardines Colgantes de Babilonia, en fin, ninguna maravilla del mundo. Comprométanse con lo simple, práctico y humano en desarrollo de programas elementales y realizables: vea el candidato a alcalde de Cúcuta que la ciudad está llena de mierda de perros. ¡Prometa que va a meter en cintura a los dueños de éstos!
De pronto el único punto del programa que les propongo y que les puede parecer impensable es el siguiente: revisar las actuaciones de todos sus antecesores, y de resultar mérito, denunciarlos y perseguirlos hasta llevarlos a la cárcel por ladrones, falsificadores y reos de peculados y otros delitos. Quien se comprometa a esto, tiene mi voto. Quien no se comprometa es cómplice y tan corrompido como ellos. Viene es a tapar, a meter la mugre debajo de la alfombra, a hacerse el de la vista gorda, o como decimos en nuestro lenguaje coloquial de nortesantandereanos, a hacerse el toche.
Lo demás del programa es pan comido: por ejemplo, el que aspire a la gobernación debe terminar el contrato con el canal TRO que solo le sirve al departamento de Santander.
Un buen gobernador y un buen alcalde hacen la misma tarea de un buen padre de familia: mantener la casa en orden, ocuparse de que todo funcione como un relojito, carreteras y calles pavimentadas, iluminación, escuelas y centros de salud bien mantenidos, señales de televisión y radio, agencias de bancos y empresas nacionales con representación de primera, aseo en las calles, andenes para los transeúntes y no para vendedores. Gobernador y alcaldes deben hacer énfasis en la educación: educación para formar gente responsable ante el embarazo, y gente que no se entregue a los vicios ni trafique; educación para que la gente entienda que la pobreza y la desidia no son ninguna virtud; educación para que todos respeten las leyes y las autoridades y a sus conciudadanos; educación para inculcar el amor a la paz – pero no la paz de Santos – , la paz doméstica y entre vecinos; educación para la solidaridad, la alegría y el positivismo, el amor al estudio y a la superación, superación que incluye a los docentes que deben mejorar cada día en lugar de darles mal ejemplo a sus alumnos cuando se ocupan en tirar piedra e incendiar; educación en amor al trabajo y no a la vagancia y a la envidia de los bienes de los otros. Nada más, ni nada menos.
El gobernador, dentro del concepto de colaboración armónica entre los poderes públicos, tiene la facultad de vigilar a todos los funcionarios del departamento, tanto a sus subalternos como a los empleados del orden municipal y nacional, y a los de entidades descentralizadas, para que haya justicia y no impunidad, orden y seguridad, salud y servicios comunes eficientes.
El aspirante a esos cargos debe ser honesto consigo mismo y aceptar que si es bruto e ignorante de los asuntos administrativos no puede medírsele al reto. Quizás sea astuto negociante, pero aquí no se trata de hacer negocios y de engordar la billetera. ¡A robar a otra parte!
Quedo a la espera de los programas de gobierno, hasta de candidatos a concejales.
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