Este diciembre nos tomó a la región en una verdadera emergencia sanitaria, que puede llevarnos a unos resultados catastróficos. El virus ha adquirido unas dimensiones en el mundo que tiene perplejo a todos los gobernantes, a todos los países y a la humanidad asustada. Lo más grave es que si en una nación como Alemania, su jefe Ángela Merkel envía un angustioso mensaje para tomar medidas, para evitar que no se convierta en la última Navidad en la que muchas familias podrían pasar con sus abuelos, que esto es de vida o muerte como lo dijo en su mensaje, y aquí en el trópico, si miramos las imágenes del Sanandresito por estos días, la gente en tumultos de compras desafiando el coronavirus, irresponsablemente propagando el contagio, pues en definitiva es urgente decretar una cuarentena en la región como lo plantean los médicos, así sea en navidad.
El mensaje del cuerpo médico de la ciudad es oportuno, contundente y claro. Como lo explicó el doctor Hernando Antonio Villamizar con cifras en la mano: “Hoy en día casi doblamos en letalidad otras ciudades en el país”. En Cúcuta hay más muertes proporcionalmente que en Bogotá, Medellín o Cali. El Norte de Santander está en emergencia. “SOS por el Norte de Santander”, como tituló ayer el Espectador.
Y porqué no una declaratoria de emergencia social y económica para el departamento, antes de que empecemos a ver y sufrir las peores imágenes que hemos visto de esta pandemia, como las del norte de Italia y Guayaquil? Creo que la debemos exigir al Gobierno Nacional a través de todos nuestros congresistas porque aquí hay una realidad inocultable: estamos desbordados, no tenemos los recursos de contener la pandemia, agravada con más de 200.000 venezolanos en el área metropolitana, 24% de desempleo, 67% de informalidad. Esto es una bomba de tiempo, una calamidad sanitaria que la única manera de contenerla es con recursos del Gobierno Nacional. Lástima que perdimos una oportunidad la semana pasada con el presidente Duque a quien en vez de llevarlo a que escuchara al cuerpo médico de la ciudad, lo invitamos a que inaugurara una cancha sintética en el barrio Belén. Definitivamente somos muy folclóricos.
Constitucionalmente el presidente tiene la competencia para declarar una emergencia social y económica para una sola región, como sucede con el Norte de Santander. Se necesita una ayuda urgente del Gobierno Nacional con recursos que le permitan a la ciudad y la región implementar de manera urgente una emergencia sanitaria que implique más camas UCI, más personal médico con todas las dificultades que hoy en día existen, e incluso podría y debe moralmente el gobierno mejorar la bonificación especial al cuerpo médico que como lo dijo Hernando Antonio, con generosidad, bondad y profesionalismo han hecho todo lo posible. Su cuota de sacrificio es muy alta.
La emergencia se justifica porque, no tengo las cifras del departamento, pero de lejos la Gobernación no cuenta con los recursos suficientes para atender una crisis de esta magnitud. Estamos hablando de la emergencia más grave de que tengamos noticia en muchos años. Y por los lados de la Alcaldía no hay mucho de qué hablar, y más con esa vergonzosa encuesta el Centro Nacional de Consultoría.
El alcalde está desconectado de la ciudad, de la gente, de los verdaderos problemas de la ciudad. Con esta columna invito públicamente a que lideremos un encuentro urgente con todos los congresistas del departamento para que propiciemos un diálogo, y le solicitemos al gobierno nacional antes de navidad, a que declare la emergencia social y económica para el Norte de Santander, antes de que como bien lo señala El Espectador, en pocos días tengamos que soportar una catástrofe sanitaria. Si Merkel en Alemania, en una sociedad disciplinada y responsable se lo dice a su gente, aquí evitemos la catástrofe.