Por supuesto que, descontando al ciudadano valiente, sin duda la Mesa de Unidad Democrática – MUD – se lleva la palma en las elecciones del 6 de este mes en Venezuela.
Entre todos los logros que podemos encontrar por su trabajo que culminó en el gran triunfo con la conquista de 112 diputados de los 167 que conforman la Asamblea Nacional, destaquemos el de que en adelante escucharemos a gente decente hablando, aunque nadie, por algún tiempo, les podrá tapar la sucia boca a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello.
Pero al fin y al cabo descansaremos bastante, ya que el buen lenguaje y los buenos modales se instalarán en la nueva diputación.
Uno se preguntaba cómo era posible que un pueblo tan noble como el venezolano, que derrocha belleza en sus mujeres, arrasadoras en los reinados internacionales, que exporta genios musicales como los jóvenes Gustavo Adolfo Dudamel Ramírez y Christian Vásquez, directores de orquestas sinfónicas famosas, y puede mostrar un niño genio entre los niños genios del mundo como Víctor Nixon Rodríguez Padilla, de 6 años, tuviera de dirigentes políticos a individuos tan incultos y groseros como ese dúo siniestro.
Pero al fin, la razón, el buen juicio y el intelecto se impusieron, gracias a Dios.
En segundo lugar hay que resaltar a las mujeres, encabezadas por Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, Mitzy Capriles, esposa de Antonio Ledesma, Patricia Gutiérrez, esposa de Daniel Ceballos, y María Corina Machado, valerosas, intrépidas e inteligentes, cuya lucha por los 160 opositores encarcelados, incluidos sus esposos, se convirtió en el talón de Aquiles del régimen.
Y cómo dejar por fuera de tantos héroes a nuestro expresidente Andrés Pastrana que, acompañado de otros colegas de Latinoamérica, encarnó la voz, los ojos, los oídos y la conciencia de las demás naciones en dichos comicios.
Estoicamente padeció cuanta infamia y atropello perpetraron el presidente, los militares y otras autoridades en las diversas ocasiones en que viajaba a Venezuela para abogar por los presos políticos, pero por mucha brutalidad que exhibieron terminaron aceptando que no era ningún aparecido y debía ser respetado.
Hoy ve su constancia premiada, a Colombia orgullosa, y a la democracia, el pueblo venezolano y la opinión universal, agradecidos.
Contrasta la misión de Pastrana con el triste desempeño del expresidente Ernesto Samper, vergonzoso servil de Maduro.
Los lectores recordarán las largas horas de espera mientras el Consejo Nacional Electoral emitía el primer boletín.
Como se sospechaba, algo raro ocurría. Ya se ha filtrado qué sucedía entre bambalinas: Diosdado Cabello se negaba a admitir el triunfo de la oposición; el general Vladimir Padrino, comandante general de las Fuerzas Militares, le advirtió que el pueblo ya había decidido y él no estaba dispuesto a sacar sus tropas para reprimirlo; los ánimos se caldearon y se asegura que Cabello sacó una pistola seguramente para amedrentar a Padrino; éste se retiró y ordenó poner tanquetas frente al Palacio de Miraflores. El jefe de Estado medió, y convino en salir a reconocer su derrota.
Tales son los rumores en los mentideros políticos.
Mientras, Maduro sigue demostrando su inmadurez como un niño en el juego que si pierde hace pataletas.
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