El pasado viernes fui invitado a compartir en ATN televisión con Ricardo Gelves y el periodista William Ovallos para hablar sobre los temas de la ciudad: su crisis, sus posibilidades, la migración, los candidatos y sus propuestas, en fin, ¿para dónde va Cúcuta? Es una reflexión que todos nos hacemos a diario en diferentes espacios, foros, universidades, con los amigos, en las columnas de opinión. Con el paso de los minutos y después del análisis de diversos puntos de vista, creo que a todos nos va quedando rápidamente dos sentimientos cuando tratamos hoy en día los temas de Cúcuta: cada vez la ciudad está más desbordada por sus problemas, y segunda, que es tan profunda esa crisis que sentimos cierta impotencia para tratar de darle solución a sus problemas. Y algo peor, como lo dijo lo dijo Ricardo: en Cúcuta estamos perdiendo la capacidad de reacción.
Una muestra de lo que sucede en Cúcuta me lo comentaba un amigo sobre lo que es la realidad del parque Lineal, ahí en la avenida sexta con cuarta, detrás de la antigua cárcel Modelo. En las noches es una zona de miedo, casi de terror. Ya no se trata solamente de un refugio improvisado para los migrantes, sino que existe todo tipo de venta y comercialización de todo tipo de productos ilegales en la ciudad, pasando por drogas, prostitución y hasta venta de armas. Antes de las 6 de la tarde los dueños de establecimientos comerciales, varios de ellos que ya han sido objeto de extorsiones y atracos en lo que va corrido este año, cierran sus negocios en medio de la zozobra que es regresar al día siguiente. Cúcuta está desbordada por los problemas.
Como si ello no fuera suficiente, en el curso del programa Ricardo Gelves hizo referencia y nos muestra la investigación de canal red noticias sobre el apoyo que le da el régimen de Maduro hoy en día a los integrantes del ELN. El video es impactante. Fácilmente se advierte que incluso la bomba que se colocó en las instalaciones de la policía en enero de este año en Bogotá, su logística y apoyo pudo venir de la República hermana. Eso ya es muy probable.
Ahora, que en la actualidad Maduro esté en la perspectiva de recibir y apoyar al ELN, es una evidencia en la que ganan los 2, Maduro y el ELN. Si hay algo que ha pasado en los últimos meses en el vecino país, esa es una realidad, es que las fuerzas militares están fracturadas. Ya no respaldan de manera uniforme al gobernante. Luego la llegada de muchos integrantes de la guerrilla a la República Bolivariana en estos momentos es bienvenida. Finalmente es un grupo de combatientes, con una experiencia nada despreciable, que traza estrategias, colabora y apoya a Maduro.
¿Y mientras todo eso sucede Cúcuta qué? ¿Para dónde va con esta crisis? Ahora que estamos en campaña para las elecciones de octubre, la dinámica de las elecciones es otro motivo de preocupación para lo que nos espera en los próximos años. La influencia desde la Picota sigue siendo en buena medida importante en la definición del futuro alcalde para la ciudad, lamentable. Los intereses, los compromisos, los dineros y hasta la firma de pagarés en blanco siguen siendo una realidad en las elecciones, y esa dinámica hace que la política vaya por otro camino diferente al de los problemas reales de la ciudad. Cúcuta ya no es la ciudad tranquila y apacible de hace 30 años. Difícil que lo vuelva a ser. Los problemas de la ciudad han adquirido una gravedad y complejidad que nos obliga a reaccionar, a creer en esa ciudad apacible de antes, a no perder la capacidad de reacción, porque hoy en día hay zonas de la ciudad ya no solo están descompuestas: son de miedo, como nunca llegamos a imaginar que pudieran existir.
