Sólo nos faltaba eso: funcionario de la administración Obama acaba de lanzar una advertencia: los rusos se preparan para intervenir, como lo hicieron en Estados Unidos, en las elecciones que se llevarán a cabo este año, en el país del Sagrado Corazón, nosotros, para torcer la voluntad de los ciudadanos y producir unos resultados que sean diametralmente distintos a los de años anteriores.
Según la denuncia del exfuncionario de la administración demócrata, reemplazada por unos personajes que después de un año no han sido capaces de continuar los logros de la primera potencia mundial, los rusos se proponen meter la nariz en nuestras elecciones, así como las metieron en Estados Unidos, para torcer los deseos del electorado y producir cambios en la tradicional amistad con Colombia. En pocas palabras, repetir la intervención que permitió la elección de Donald Trump, un millonario al que no se le otorgaba opción y que para sorpresa de todos, ganó las elecciones.
No son muy claros los objetivos de la intervención pero hay que estar prevenidos, sobre todo porque la extrema derecha, integrada por enemigos de las ideas de izquierda, se prepara para atornillarse en el poder, como hicieron en otras épocas, dictadores del tipo de Pinochet, Trujillo, Franco, Hitler y sus émulos, quienes no han ocultado su deseo de quedarse en el poder durante varios decenios.
Mientras la derecha se ha unido para tomarse el poder, los Estados Unidos tiene el objetivo de construir un muro que los separe de la pobreza que representa América Latina, muchos de cuyos habitantes sueñan con conseguir la ansiada visa que les permita visitar Disneyworld y vivir el sueño americano, una quimera que tiene mucho de amargo y poco de dulce.
El presidente Trump quiere separar los ricos de los pobres y no deja de lado la promesa que hizo a sus electores: hacer un muro que no deje pasar a los descamisados y cumpla la oferta de ‘’América para los americanos’’. Se olvidan así muchos años de amistad y servilismo de estos países con el ‘’big brother’’, el hermano mayor, que se aburrió de ser el amigo.
Y como si el muro no fuera suficiente absurdo, voceros de la derecha colombiana se han atrevido a buscarle pleito a los venezolanos, olvidando que nosotros somos pacíficos y no tenemos armas para responder a una agresión. Tamaña estupidez no se veía desde la época en que los polacos atacaron con caballería a los blindados alemanes, con el obvio resultado: ganaron los carros y perdieron los jamelgos. Esa anécdota nos hace recordar que idiotas ha habido siempre. GPT