Tras seis años de la crisis económica, política y social venezolana, la situación tiende a empeorar, con una inflación incontrolable, una creciente devaluación y una alta recesión. El salario mínimo apenas llega a 2.6 dólares mensuales, cuando hace un año era de 30 dólares.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) este año el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano caerá 35 por ciento para llegar a una contracción acumulada del 60 por ciento desde 2013.Para los analistas esta es una implosión económica. Por esto Venezuela es considerado el país con el peor desempeño económico.
Como resultado de la constante baja del poder adquisitivo del bolívar y la consecuente pérdida de confianza, el dólar americano y el peso colombiano dominan en las transacciones en las calles y negocios de pueblos y ciudades, en especial en las zonas fronterizas.Según la firma Ecoanalítica, pese a que desde 2003 en Venezuela existen restricciones legales al acceso de divisas, 4 de cada 10 transacciones se pagan en dólares en efectivo o por métodos electrónicos.
Este desplazamiento de la moneda nacional ha llevado a Diosdado Cabello a proponer que los venezolanos usen el trueque como medio de pago para fortalecer el bolívar,pues el uso de la divisa americana en la transacción de bienes y servicios encarece los precios. Entre sus propuestas para combatir el imperialismo está, además, la deobligar el uso de la moneda nacional.
Pero mientras el gobierno defiende el uso del bolívar y el trueque como alternativa para controlar la inflación, la oposición propone, con el respaldo de Estados Unidos, la dolarización. Si se utiliza el dólar como moneda oficial, Venezuela se convertiría en el cuarto país de América en implementar esta opción, luego de Ecuador, el Salvador y Panamá, donde opera junto al Balboa.
La situación de la República Bolivariana nos hace recordar la grave crisis conocida como la década perdida de América Latina de los años 1980, donde en muchos países se utilizó el trueque y el uso del dólar para proteger los ingresos contra la hiperinflación.
¿Qué vendrá?