La crisis venezolana ha estado ahí y se siente aquí todos los días, creciendo en su cronicidad. Durante dos décadas  ha mandado el chavismo y  cada vez es más profundo el problema que no solo es económico y de comida, sino también escasez de medicamentos y de fragmentación social. Hoy los venezolanos no son lo que eran antes que irrumpiera esa fuerza política, se nota de cerca y de lejos, desde dentro y desde fuera, no lo puede negar nadie,  sin embargo el gobierno que encabeza Nicolás Maduro no lo reconoce y presenta una imagen falsa a sus seguidores, proyectándola al exterior, pero pocos se comen ese cuento. 

La diáspora iniciada hace varios años, nos afecta porque por aquí pasa la mayoría de los venezolanos que abandonan su país ante la insostenible situación y las pocas probabilidades de un cambio por parte del bando  en el poder que encabeza Maduro y su círculo íntimo del cual hacen parte los áulicos que se lucran de lo poco que todavía queda. No les falta nada en su mesa contrastando con la pobreza de la mayor parte de la población que sufre de inanición. 

La oposición representada por partidos políticos de diversos matices ha intentado, algunas veces dando tumbos, desbancar a Maduro, sin haber logrado su objetivo. Esas mismas fuerzas han sido menguadas por el castigo que le ha impuesto el régimen encarcelando a algunos de sus líderes, algunos han tenido que salir del país, otros más han sido inhabilitados y con ellos sus movimientos políticos. En fin, Maduro no ha jugado limpio con quienes se enfrentan a su gobierno considerado por muchos como dictatorial. 

Una suerte parecida a los políticos opositores han corrido muchos periodistas que tuvieron que marcharse y atrincherarse en distintos medios de comunicación en otros países. Algunos lo hicieron por voluntad propia, otros se quedaron sin su puesto de trabajo por acción directa del gobierno o por la asfixia impuesta desde los círculos del poder, esto lo ejemplifican Radio Caracas y el diario El Nacional. 

Para la historia reciente de Venezuela el 23 de enero es una fecha emblemática. Ese día del año 1958 cayó el régimen del dictador Marcos Pérez Jiménez y no ha sido por casualidad que en esa misma fecha del año en curso, el pueblo volvió a la calle para protestar en forma masiva contra el gobierno y ahí mismo, en la vía pública juramento al diputado Juan Guaidó como presidente encargado con el propósito de hacer la transición a un gobierno verdaderamente democrático a través de un proceso de elecciones con plenas garantías para todos, sin sesgos. 

Hoy la crisis no ha sido superada. Maduro con el soporte de los militares a los cuales mantiene con exclusivas prebendas, se mantiene en el trono. De otro lado el joven dirigente Guaidó mantiene su lucha y se afianza en el respaldo internacional a su nombre y su gestión y con ello a todos quienes quieren un cambio radical en el país otrora poderoso en la región. Los mejores días para Venezuela están por llegar y los exiliados volverán a su tierra para recomponerla. Mientras eso ocurre aquí los seguiremos ayudando, nuestra solidaridad permanecerá hasta cuando su destino marque un viraje a la verdadera democracia.

jorgepabonl@yahoo.com