El ejercicio en bicicleta, se ha convertido en una de las formas favoritas de muchas personas que ven un poco lejos la autorización de apertura de los gimnasios, dado la alta probabilidad de que sus clientes formen parte de las mortales estadísticas, de la COVID – 19.
Los establecimientos comerciales, especializados en el transporte de dos ruedas sin motor, han ampliado su oferta de productos, representados en cascos, trajes, guantes, cámaras, etc.
Además, cientos de parejas han decidido complementar su relación, en dicha forma de ejercitarse, aunque son muchas las personas que quizá tuvieron una “bici” en su niñez y hoy mantienen una marcada línea de imprudencia cuando transitan por las vías principales, algunas de ellas con visible inseguridad, arriesgan sus vidas en vías de orden nacional, nutridas de dementes conductores que gozan cuando ponen en riesgo a estas personas.
Por otra parte, son muy pocos los que respetan las señales de tránsito, pese a que un alto porcentaje, es probable que conduzcan automotores y de seguro han estado cerca de atropellar a un imprudente ciclista.
Otro grupo, está compuesto por humildes trabajadores que luego de largas jornadas de trabajo, montan sus bicicletas sin que las mismas posean al menos una línea reflectiva que advierta su presencia y de ahí que varios de ellos, son víctimas de conductores que no alcanzan a maniobrar sus vehículos, para evitar un accidente y por tal motivo, un porcentaje de esos ciclistas, terminan su día de trabajo en una clínica o en la morgue del hospital.
Una vez evaluado el escenario, aplaudo la iniciativa presentada la semana anterior en la Secretaría de la Cámara de Representantes, que podrá dar vida jurídica a una Ley de la República denominada: “Vía y vida para los ciclistas”. La misma, apunta principalmente a establecer la obligatoriedad del conocimiento de las normas y derechos del ciclista mediante su preparación y evaluación para la obtención de una licencia de conducción.
Además, incluye normas de protección del ciclista en la vía dentro de los temas teóricos de los cursos para reducir la multa de infractores de tránsito y además, insta al Ministerio de Transporte a crear una política pública orientada a divulgar las normas de seguridad en la vía para los biciusuarios.
Si las personas que utilizan este extraordinario medio de transporte, no identifican las normas de tránsito, es imposible que respeten o reconozcan las señales de vida y si las conocen, las ignoran. Obligar a que tramiten su licencia de conducción, permitirá incluirlos como contraventores y así, es probable que se reduzca un poco la accidentalidad.
Bienvenida la nueva ley, que de seguro tendrá sus detractores, pero la verdad sea dicha, es necesario enderezar un problema que seguirá en aumento, puesto que así esté prohibida su utilización para reducir el riesgo de contagio, hay necios que se resisten a cumplir las normas así sean para protegerlos.