Desde los primeros atisbos de luz que esclarecen la Comuna 6, en lidia con el canal de aguas lluvias, se encuentra el barrio Rafael Núñez, con una población promedio de 400 habitantes y unas 100 viviendas.
Cuenta con cuatro manzanas, un sector relativamente pequeño, pero que se ha construido con sudor, esfuerzo y una increíble gestión por su misma comunidad.
Nació como una invasión en 1990, en un principio contaban con 60 familias que llegaron a buscar un lugar para asentar sus hogares. Su comienzo fue ajetreado, duraron 3 años sin luz ni agua, tenían que pedir ayuda de barrios aledaños para tener acceso a los servicios necesarios para una subsistencia digna.
Traían el agua con mangueras desde El Rosal y la luz del barrio Pizarro, el gas, en ese momento, era entregado por bombonas, lo que no representaba una dificultad muy grande. Aún así, Sonia Carreño, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC) comentó que hubo días grises para muchas familias en ese periodo.
“A simple vista eran puros terrenos baldíos, desde que llegamos formamos una junta comunal y comenzamos a gestionar con las empresas de servicios públicos para tener acceso a los servicios, pero el proceso duró demasiado, aunque con persistencia se pudo lograr luego de tres años”.
La extensión de Rafael Núñez está promediada en un 95% de calles y casas, solo existe un punto como espacio público que es diminuto, una plazoleta llamada Jesús de Nazaret al frente del canal que sirve como paradero de taxis.
Se ha intentado arreglar o trasladar el espacio a otro sector dada la cercanía con el canal y sus extensas probabilidades de inundarse en caso de fuertes lluvias, como se han visto este año, pero no ha sido posible.
El barrio no posee iglesia, sin embargo, en las cercanías cuenta con dos espacios religiosos que comparten los 19 barrios que conforman Las Américas. La parroquia Jesús de Nazaret está en Pizarro y Jesús Misericordioso en el 6 de Mayo.
El barrio está conformado por cuatro calles y alrededor de 100 viviendas / Fotos Pablo Castillo / La Opinión.
Calles sin dolientes
En la calle 16 FN, entre avenidas 12 y 13, seis hogares cuentan con la desdicha de encontrarse asentados en un alcantarillado que se inunda en cantidades exageradas, lo que afecta los inmuebles de las familias que tienen que trasladarse a otros espacios dada la imposibilidad de hacer actividades básicas como dormir, por tener camas empapadas o muebles en constante humedad.
“Hablamos con la Secretaría de Gestión del Riesgo y ellos nos comentaron que era presuntamente un problema estructural del alcantarillado, lo que hacía que la competencia fuera de Aguas Kpital, la empresa vino y revisó las cajas, pero todavía no han intervenido, lo que nos deja a la expectativa que no vuelva a llover hasta que se solucione”.
Las demás carreteras tienen problemas con el asfalto, en unos casos se observan grietas y hundimientos; en otros, deterioro por el tiempo que llevan de construcción, su último mantenimiento estuvo encaminado a tapar algunos huecos con parches que en la actualidad presentan grietas.
Carreño comentó que han tenido acercamientos con la administración, pero sus peticiones no han sido respondidas con claridad, según ella, la época de pandemia ha dificultado la gestión.
El canal de aguas lluvias atraviesa la calle principal del barrio / Fotos Pablo Castillo / La Opinión.
Titulación eterna
En un comité de seguridad, hicieron la petición para contar con unos recursos municipales que sirvieran de inversión en la plazoleta del sector, para darle al barrio una mejor imagen, pues el escenario se usa para las celebraciones navideñas, pero el municipio, al ver que el predio pertenece a personas naturales, no pudo ejecutarlo.
“Esa es un problema que tenemos todos los habitantes del barrio. Cuando llegamos, los terrenos estaban a nombres de personas que llevan más de 30 años sin pagar el impuesto, nosotros, después de estar tanto tiempo asentados, exigimos una venta de terrenos para poseer nuestras tierras”.
Llevan luchando con el proceso de titulación por décadas. En la administración anterior se instauró una mesa de diálogos entre la administración, el dueño y los habitantes del barrio, pero no se pudo llegar a ningún acuerdo entre las partes.
Después de gestionar luz, agua, gas, calles pavimentadas y hasta un pequeño sitio de esparcimiento, además de vivir por 30 años en el lugar, la comunidad espera aparecer como titular en sus viviendas, y exigen a la alcaldía de Cúcuta que tome cartas en el asunto.
Sumado a eso, han sentido el impacto del alza de sus recibos. En lo que va corrido del año les ha aumentado un 50% el costo total de sus servicios públicos, lo que genera indignación en la comunidad porque, aparte de incrementarle el precio, no se han sentido respaldados para obtener los predios a su nombre.
El último mantenimiento que hicieron a las calles fue hace ocho años / Fotos Pablo Castillo / La Opinión.
Inseguridad latente
El sector se considera calmado, sin embargo, la ola de inseguridad que frecuenta distintos puntos de la ciudad no ha sido indiferente en Rafael Núñez. En horas de la noche, los habitantes prefieren guardarse en sus hogares por temor a un hurto u otro acto delictivo.
Al tener tantos barrios colindando y una poca extensión, el problema escala a toda la Comuna 6, exigen tener más pie de fuerza por parte de la Policía Nacional, quien solo tiene un cuadrante para atender a 19 barrios.
“La Fuerza Pública hace lo que puede, uno los entiende, pero la inseguridad tiene que acabarse de alguna forma, estamos gestionando un frente de seguridad y en estas semanas concretamos la compra e instalación de alarmas para tener estrategias ante posibles delincuentes que transiten el barrio”, concluyó la presidenta.
La cercanía del Centro de Salud hasta Rafael Núñez también es un inconveniente, los habitantes con condiciones anormales de salud tiene que transitar largas distancias para ser atendidos. Carreño explicó que varios presidentes del sector se encuentran presionando entidades de salud para gestionar un Centro de Salud en la localidad que garantice una rápida atención médica en caso de emergencias.
Redacción: Miguel Landazábal
Practicante de Periodismo
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