Habitantes de diferentes sectores del municipio de Villa del Rosario, cansados del “mal servicio del agua” por parte de la empresa Aqualia, llevaron a cabo este miércoles un plantón frente a las oficinas de la organización y luego marcharon hasta la planta, pero no recibieron ninguna atención ni réplica por más que insistieron.
El inconformismo de los usuarios se debe al aumento de tarifas, mala distribución del servicio, desperdicio del agua por falta de arreglos en las redes, daños en las vías por fugas del alcantarillado, entre otros males.
Francisco Londoño, habitante del sector La Palmita, fue quien lideró el plantón en conjunto con líderes comunales de otros barrios del municipio, como San José, Senderos de Paz, Santa Bárbara, Turbay, Gramalote, San Martín, Santander, La Esperanza, Trapiches, entre otros.
La protesta desarrollada de manera pacífica dio inicio a las 7:00 de la mañana frente a las instalaciones de la empresa Aqualia, que se encontraban cerradas. Ante esto, los manifestantes se dirigieron hacia la planta de la empresa, pero allí tampoco fueron atendidos, de manera que no se concertó la posibilidad de diálogo entre las partes.
El hecho de mantener las instalaciones cerradas, le dio a la comunidad una señal de indisposición y falta de compromiso de la empresa por atender sus necesidades.
“En esta oficina de atención al público no escuchan a los ciudadanos, hoy que salió la gente a protestar, cerraron las oficinas sin avisar a la ciudadanía”, mencionó Londoño.
Iván Cabrales, líder del barrio Trapiches, mencionó que su sector constantemente se ve afectado por el sistema de agua, y al estar unidos sus turnos con el barrio La Pradera, ambos sectores se ven escasos del servicio.
“Trapiches puede tener servicio toda la semana, pero en la calle novena no llega el agua. Se pagan las facturas, pero nos toca comprar agua de carrotanque. Es una injusticia”, argumentó el líder comunal. En otros lugares, señalaron que el servicio llega cada 15 días y a baja presión. Otros manifestantes agregaron que se sienten “estafados”, y en cada oportunidad que se acercan a la empresa, quien los atiende es el celador, rara vez un empleado.
Diego Hernán Hurtado Varón, jefe de servicios de Aqualia, aclaró que se reunieron con Londoño hace unos días, donde se le presentó proyectos y programas de la empresa. Se especificaron también las tarifas y los procesos para dar cumplimiento a los compromisos adquiridos.
“Vinieron fue 40 personas, y en el municipio somos 106.000 habitantes, consideramos que es un grupo pequeño, esperábamos al menos cuatro mil personas”, señaló el funcionario.
La Opinión intentó comunicarse con la administración de la empresa para obtener mayor claridad, pero al cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.