Juan Romero, de 58 años, y Elodia González, de 63, ya fueron tratados y curados por los médicos pero, contario a lo que hacen los demás pacientes, que se van a sus casas, ellos no tienen a dónde ir. Siguieron viviendo en el Hospital Universitario Erasmo Meoz.
En el centro asistencial han contado, además de cama y un techo para guarecerse del sol y la lluvia, con comida y bebida para calmar el hambre.
El hospital se convirtió en el hogar de estas dos personas que una noche de un domingo del pasado enero fueron llevados hasta allí por la Policía tras recogerlos enfermos de la calle.
Ellos no son los únicos que se quedaron a vivir en el hospital, también allí permanece desde comienzos de febrero Benjamín*, de 52 años, quien presenta un estado sicótico agudo.
Él también fue llevado allí por la Policía tras ser encontrado abandonado en la calle.
Roberto Claro, jefe de urgencias del Erasmo meoz, dijo que el fenómeno de pacientes abandonados se cumple desde años atrás y es algo que preocupa a las autoridades médicas, dado que en la mayoría de los casos estas personas no llegan allí con enfermedades incurables.
“Después de curarlas nos damos cuenta que la verdadera enfermedad que padecen es otra, mucho más mortal para el ser humano: el abandono familiar.
Es lo que se refleja en los rostros de Juan y Elodia, quienes no tienen a dónde ir ni a quiénes acudir. Están solos en esta vida y les falta amor y mucho afecto, algo que encuentran en el hospital, dice Claro.
En ocasiones tratamos de hablar con ellos intentando dar con el paradero de sus familiares, pero ha sido difícil.
Pero el abandono de estos pacientes raya a veces en lo inhumano, en lo absurdo.
Claro revela que el hospital se enfrenta a tres clases de pacientes abandonados:
Los que ingresa la policía y no vuelve jamás a preguntar por ellos, los que llegan de la mano de sus familiares y son reclamados dos y tres meses después y los que traen las Eps por que necesitan algunas especialidades médicas, pero jamás también vuelven a preguntar por ellos.
Mire, parece increíble, pero es cierto, cada vez que juega la selección Colombia, dos días antes empieza a llenarse el hospital de ancianos que son traídos por sus propios familiares, simplemente porque quieren parrandear y emborracharse sin tener que lidiar con su abuelo en casa, reveló Claro.
Pero hay otros más osados y malvados que se desentienden de sus ancianos en las fiestas de diciembre, con el argumento de que están enfermos y necesitan tratamiento médico.
“El cáncer más bravo que hay es el abandono, muchos pacientes de esos, que no tienen enfermedades potencialmente mortales, que se pueden mejorar, con solo afecto familiar, se deterioran, se deprimen y terminan o postrados con una afección sicológica o síquica o neurológica, o terminan en la muerte”, expresa el profesional de la medicina
El problema no es sólo de salud
El abogado y especialista en derecho de Familia, Fernando García, expresa que detrás del fenómeno de abandono de pacientes en el hospital se esconde un problema social que les compete a las autoridades solucionar.
En su gran mayoría estos pacientes no cuentan con seguridad social ni gozan de ningún beneficio del estado, como subsidios de vivienda, alimentación vestido, etc. La Policía hace lo que le compete con llevarlos al centro asistencial cuando se los encuentra en la calle postrados y clamando atención, dice el experto.
El secretario de Bienestar Social de la alcaldía, Telésforo Blanco Villamizar, planteó que una solución para los habitantes de la calle está en camino en cuanto tiene que ver con estas necesidades.
Se trata de un hogar de paso que se está coordinando con la Diócesis de Cúcuta, las secretarías de Salud y Gobierno, en donde tendrán alimento, atención médica y sicológica y un lugar donde pasar la noche.
El Hospital Universitario Erasmo Meoz, también analiza soluciones jurídicas para obligar a los familiares de estos pacientes a asumir su responsabilidad con ellos.