Andenes a desnivel, rampas o vados con pendientes por encima de lo que dicta la norma, postes y vallas atravesados, huecos, ventas callejeras, talleres de mecánica, lagunas de aguas lluvias, entre otras barreras, deben afrontar a diario los discapacitados de Cúcuta.
Casi que en su totalidad la ciudad no está hecha para esta población, señala el representante de la Asociación con diversidad funcional, Jorge Eliecer Soto Maldonado.
Ciegos, sordos, personas en sillas de ruedas o simplemente la madre que pasea a su bebé en el coche se enfrentan a diario al peligro, porque se ven obligados a desplazarse por la calle, entre los carros, debido a que los andenes que se hicieron para ellos no les ofrecen garantías para su movilidad.
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Son en total unas 10 mil personas las que se enfrentan a una ciudad que los excluye en todo sentido, asegura Soto, quien remarca su señalamiento en el hecho de que ningún discapacitado se puede desplazar por el centro de la ciudad, ‘sencillamente porque ningún andén se lo garantiza’.
Pero las barreras urbanas, sostiene Argemiro Meneses, vocero de una asociación de ciegos de la ciudad, no están presentes solo en el centro de Cúcuta, sino en todos los barrios de la ciudad, por donde, al igual que la zona céntrica, también los invidentes y quienes se desplazan en silla de ruedas se ven obligados a movilizarse entre los carros, por la calzada.
Según Meneses, la ciudad no está diseñada para hacerle más amable el acceso a las instalaciones públicas.
Por ejemplo, ir a las instalaciones del Instituto Municipal de Recreación y Deporte (Imrd) es una odisea, porque la vía de entrada es destapada, llena de piedras, con escalones y no hay rampas para ingresar en silla de ruedas.
El único ascensor que tiene la Alcaldía sale de servicio a cada rato y no podemos acercarnos a oficinas clave para los discapacitados, como Gobierno, Riesgos, Planeación, o el mismo despacho del alcalde.
“Impedimento total”, dice Meneses.
William Riberos, defensor de los derechos de los discapacitados en Cúcuta y quien se moviliza en silla de ruedas, admite que muchas de las barreras que hoy existen en la ciudad para esta población se encuentran en el centro, “de las cuales nadie dijo nada en su momento”.
En esta zona, ubicada en las calles 10 y 11 entre avenidas cero y sexta, ninguna de las rampas que se construyó cumple con la pendiente exigida en la norma de 12 por ciento de inclinación.
Tampoco hay senderos táctiles para el desplazamiento de los ciegos en los andenes, ni mucho menos señales acústicas en los semáforos que les indique a estas personas el momento indicado para cruzar de una acera a la otra.
Y ni qué decir de los andenes de avenidas como Los Libertadores, Gran Colombia, Diagonal Santander, Las Américas, Atalaya, Guaimaral y Los Faroles, por donde los ciegos o las personas en silla de ruedas no pueden desplazarse por la gran cantidad de obstáculos que existen (ver galería).
Un servicio que debería estar a estas alturas habilitado para esta población es el de transporte público, “sin embargo, en Cúcuta ningún bus ni taxi cuenta con dispositivos para que un ciego o una persona en silla de ruedas aborde por sus propios medios; todas deben recibir ayuda, agudizando aún más su condición de discapacitados”, dijo Efrén Castillo, miembro de una asociación de ciegos del área metropolitana.
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Las peticiones
Las asociaciones de dicapacitados le exigieron a la administración municipal hacer cumplir las leyes 12 de 1987 y 361 de 1997, por medio de las cuales se suprimen las barreras arquitectónicas y se establecen mecanismos de integración social de las personas con limitaciones físicas.
Asimismo, que se ordene una solución para que se eliminen las barreras y se corrijan las fallas que hay en la ciudad para que se garantice la libre movilidad de las personas en condición de discapacidad.
El secretario de Infraestructura y de Planeación encargado, Yonny Pascual, mencionó que en esta administración se emprendió una política pública del espacio público, con la que se le está apostando a convertir a Cúcuta en una ciudad incluyente en todo orden.
Esto —dijo— se reflejó en la reciente y cuantiosa inversión que se hizo en la renovación urbana del centro.