La educación promueve diversos recursos tecnológicos que, portando realidad humana, genera procesos de formación por medio de los denominados “cyborg educadores”, programas y plataformas acompañadas de docentes que desarrollan contenidos al servicio de comunidades virtuales. Este concepto, su evolución e impacto es analizado por autores y expertos en el siguiente informe especial.
La innovación tecnológica hace parte de la dinámica de la sociedad actual, caracterizada por facilitar desde la globalización, la masificación de modelos políticos, culturales, económicos y conocimientos sin importar las distancias que separen a unos y otros. La educación no es ajena a ella y, por lo tanto, las nuevas apuestas pedagógicas se encuentran mediadas por las tecnologías de la información y comunicación, promoviendo entornos de formación a través de las pantallas y plataformas.
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Este tipo de reflexiones sobre la educación que lleva a repensar los modelos bancarios cuestionados en la década de los veinte por el maestro y pedagogo francés Freinet, quien propuso una apuesta pedagógica popular basada en el trabajo activo y los entornos cotidianos como escenarios que generan mayor aprendizaje desde la interacción significativa y que en la actualidad reciben una fuerte influencia de la tecnología, fueron abordadas durante el II Simposio Internacional de Investigación Educativa, Formación Docente y Práctica Pedagógica desarrollado recientemente por el Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Simón Bolívar, en la sede Cúcuta.
Una de las investigaciones socializadas en el evento académico, fue la del profesor argentino Héctor Ariel Feruglio Ortiz, en la cual propuso modelos flexibles y alternativos, que, sin ser absorbidos en su totalidad por la tecnología, dejan abierta la posibilidad para que el estudiante fomente el pensamiento crítico desde su experiencia, accediendo a múltiples recursos digitales y con la misma huella que deja en la red, al ser consumidor y productor de información.
Sobre este nuevo ambiente en el que se inserta la educación, el profesor Feruglio Ortiz, director de Investigaciones de la Universidad de Catamarca (Argentina), manifestó que su estudio “tiene que ver con pensar de manera crítica los procesos de formación, que venimos arrastrando desde la modernidad y que de alguna manera evidencian ciertas deficiencias estructurales sobre las cuales tenemos que trabajar. Entonces la propuesta era ir un poco en esa dirección, saliendo de una pedagogía afirmativa hacia una pedagogía política.”
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El entorno en mención, conocido también con el nombre de “tecnoceno”, contiene el registro de plataformas consultadas, información descargada, compras en línea y los “me gusta” que se dan a fotografías o comentarios hechos por otros. “Es la época en la que, mediante la puesta en marcha de tecnologías de alta complejidad, dejamos huellas en el mundo que exponen no solo a las poblaciones de hoy, sino a las generaciones futuras, de nuestra especie y de otras especies, en los próximos milenios”, afirmó al periódico Clarín de Argentina, Flavia Costa, doctora en Ciencias Sociales, en su nuevo libro Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida, de la editorial Taurus.
Dicha transición implica la evolución de modelos pedagógicos verticales que determinan desde las estructuras del pensamiento hasta pautas de comportamiento en los educandos que responden a intereses económicos, políticos, religiosos y culturales que “se sirven de una imagen fija, ideal y estática del ser humano que deviene en ideales de formación”, como expresó el licenciado en Filosofía Kevin Stwart Echavarría Taborda en su artículo ´Contraste entre las teorías afirmativas y no afirmativas de la formación para una crítica emancipatoria de la educación´, publicado en la revista Espirales de la Universidad de Cartagena, para avanzar hacia otras perspectivas educativas que desde una dimensión política invitan a la liberación del pensamiento especialmente entre aquellos oprimidos por el mismo sistema.
“La idea de una pedagogía política en este caso no refiere a un modelo de administración centralizada de la educación, sino más bien, al ejercicio político que uno puede hacer desde el aula, para promover un modelo pedagógico más abierto, más inclusivo, más vinculado con el medio ambiente con la equidad de género y otras cuestiones que me parece sobre las cuales hay que trabajar”, agregó el profesor Feruglio, doctor en Ciencias Humanas.
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La pandemia: de crisis a oportunidad
La cuarentena provocada por la pandemia del COVID-19, aceleró la implementación de didácticas mediadas por la tecnología, siendo una situación novedosa e incierta tanto para docentes como estudiantes y padres de familia, porque convirtió el entorno virtual en un nuevo escenario de formación en el que detrás de la pantalla se dio cumplimiento a un plan de curso definido, en medio de limitaciones como accesibilidad tecnológica y disposición del educando.
Ante este factor, indicó el profesor Feruglio, “que la pandemia nos arrojó a un contexto de incertidumbre que nos volvió a posicionar en el devenir, y es una buena oportunidad para que podamos aprender las enseñanzas de esta”, situación que implicó revisar nuevamente problemáticas que fueron amplificadas con este tiempo de encierro, muchas de ellas, con consecuencias que aún se siguen evidenciando en los entornos educativos.
Pese a las dificultades, para el docente Héctor Feruglio, la pandemia debe ser atendida como una etapa que marcó el ajuste en los procesos educativos a nivel mundial, de ahí que, ésta podría considerarse como una crisis que se transformó en oportunidad; “creo que fue un buen proceso de aprendizaje, o debería de haber sido un buen proceso de aprendizaje para que nosotros comencemos a darle un giro a la educación”, sostuvo.
El factor tecnológico toma relevancia en este cambio que se proyecta en el componente educativo. Precisamente, uno de los aportes de Feruglio es el nuevo rol del profesor que se caracteriza por ser un “cyborg educador”, donde hay acoplamientos entre alumnos, docentes y máquinas.
Este concepto es una figura que planteó el filósofo argentino Darío Sandrone, quien adelanta investigaciones en diseño tecnológico en el campo de la docencia. Al respecto, Sandrone en su artículo publicado en Redalcy sobre el “cyborg educador” menciona que “cada docente o cada comunidad de docentes, crea su “cyborg local”, lo sepa o no, en la manera que organiza las interacciones entre individuos técnicos y humanos, para que juntos generen aprendizajes que serían difíciles de lograr entre humanos solos o entre máquinas.”
Al respecto, sobre la figura del “cyborg” se ha explorado información desde la literatura y la cinematografía, en la que, en tiempos futuros, la tendencia del nuevo dominio está regido por mitad máquinas, mitad humanos. Sin embargo, con Charles Babbage, matemático londinense nacido en 1.791, conocido como el padre de la computadora, surgieron los principales aportes científicos a lo que se denominó “cyborg”, donde “persiste la idea de un intercambio equitativo entre máquina y humano, en el cual ambos evolucionan y cambian simultáneamente en una dinámica dialéctica virtuosa”, señaló Sandrone.
En esta perspectiva conceptual del “cyborg educador”, Feruglio Ortiz sustentó su tesis, señalando que desde dicho enfoque no se corre el riesgo de la deshumanización de la educación, sino que, por el contrario, se abre un panorama a las múltiples alternativas del uso de la tecnología, repensando la figura del humano.
Un segundo referente se suma al marco conceptual de la tesis del docente argentino. Se trata del filósofo francés Gilbert Simondon, quien sostuvo que la tecnología porta realidad humana. “La capacidad de invención del ser humano también se encuentra dentro de este medio asociado, ya que el hombre se encuentra inmerso en él y es donde se crean las condiciones de su propia individuación”, indicó Andrea Gavarini en su artículo ´El pensamiento sobre la técnica de Gilbert Simondon´, publicado en el 2015 en la revista Tecnología y Sociedad en Buenos Aires.
Sobre los desafíos de la educación en el siglo XXI, concluyó Feruglio, desde la perspectiva tecnológica, se debe propender por estimular la participación entre estudiantes y profesores, el intercambio de estrategias y herramientas pedagógicas y didácticas en entornos mediados por herramientas digitales, “lo que hay que tratar de reconocer es que la tecnología porta realidad humana y poder integrarla a la esfera de la cultura sobre todo para romper ese vínculo instrumental, cuando pensamos la tecnología por afuera de la cultura nos relacionamos instrumentalmente con la tecnología y eso también instrumentaliza la práctica docente. Creo que el desafío pasa por ahí”.
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