Yamid Ávila, siempre tuvo el sueño de artista. Aunque por infortunios de la vida mantuvo ese sueño dormido en medio de presiones familiares que le impedían hablar abiertamente de sus pasiones, por los años 2000 conoció un mundo desconocido y que hoy es uno de sus propósitos de vida como impulsador de talentos en Cúcuta.
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El joven dedicado al ramo comercial del calzado ha sido uno de los pocos, por no decir el único, líder musical que ha creído en el talentos de jóvenes que no han tenido oportunidades de triunfar, bien sea porque no han tenido cómo pagar el precio de la fama o porque no han tenido un padrino que haya querido impulsarlo a un mundo tan versátil como competitivo.
“He recibido llamadas de otros compañeros que apoyan y patrocinan talentos y me preguntan por qué yo apoyo a estos muchachos, que no puedo regalar mi trabajo porque no les cobro un peso, pero eso no es lo que persigo, yo quiero que ellos se den a conocer y siempre les digo que mi sueño es que algún día alguno logre ganar un Grammy”, comenta.
El impulsador cucuteño, se graduó como bachiller en la Institución Educativa Inem “José Eusebio Caro” y cursó estudios de Diseño Gráfico y Fotografía Publicidad en la Corporación Bolivariana de Educación Superior.
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Sus padres trabajan como vendedores ambulantes en las calles de Cúcuta. Vendían ropa de bebés de manera informal, una tarea en la que los acompañaba Yamid y sus hermanos.
En el año 1995, la vida le dio su primer giro. La reubicación de vendedores en el centro comercial El Oití, en la avenida séptima, les brindó la oportunidad de formalizar el oficio que hoy constituye una empresa familiar de la que todos consiguen sustento. “Ya tengo 27 años ahí trabajando”
En las calles
“A mi me encanta mucho la música. Yo creo que si uno está triste o está alegre, la música lo arregla todo”, dice el impulsador de talentos como abre boca para relatar uno los episodios que marcaron su vida y el inicio de su experiencia artística.
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Comenta que fue criado bajo muchas reglas y presiones en su hogar, controlado por sus padres que le impedían relacionarse con otros muchachos de su edad que disfrutaban de cosas para él desconocidas.
Estaba aún en el colegio, cuando se escapó de ese control en casa y comenzó a recorrer el camino a un mundo desconocido, el de la vida nocturna. “Un sábado que estaba deprimido que quería salir a conocer el mundo, llegué a una avenida de Cúcuta. Buscando un refugió llegué al bajo mundo. En realidad quería era tener amigos, alguien que me escuchara”, recuerda.
Contó que se dejó llevar por la música, la algarabía de esa ciudad despierta cuando todos dormían. Mayor fue su sorpresa que ahí se reunían los grupos más marginados de la ciudad. “Había viciosos, prostitución, delincuencia, sicarios”, comenta.
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Esa animadversión se fue desvaneciendo y no tardó en ser cautivado por el talento que afirma descubría en algunas caras. Pronto, sin darse cuenta, se convirtió en el organizador de los más grandes eventos de ese mundo de que asegura salió ileso, aún con todos los riesgos que se corrían.
Años más tarde, fue invitado por Yaron Music, cantante del género urbano, a participar en un video musical. Yamid Ávila era la persona encargada de conseguir a cuatro modelos para actuar en la producción, pero las personas que consiguió les cancelaron en el último minuto.
Caminando por el centro de Cúcuta, observando entre rostros desconocidos, en ese mundo conocido para él pero invisible para otros, encontró dos mujeres y dos muchachos con un físico impecable. El impulsador les hizo la propuesta y en cuestión de instantes los sacó de su realidad de la calle, los vistió, los maquilló y los puso actuar en una producción de gran alcance que cambió sus vidas.
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Nuevos talentos
De esa experiencia comenzaron a llegar nuevos jóvenes que fue impulsando en eventos, conciertos, videos y otras producciones musicales.
Aunque no se considera un mánager porque de manera intermitente pasa del comercio de zapatos al espectáculo y le queda poco tiempo para lo segundo, siente que el respeto que se ha ganado permite que a quienes promueve a través de sus redes sociales tengan notoriedad. “Yo no les cobro nada por esto, pero si veo talento en ellos los ayudo”, dice.
Yamid ha compartido en producciones de Yaron Music, Killer Dellin, Ciro Quinoñez y Marcela Pérez. También fue una pieza fundamental en la carrera del influencer cucuteño Gerson Carmona González, conocido como 'Chiki locuras', quien falleció el 19 de junio pasado.
En este momento, el impulsador está dando a conocer a una generación de relevo conformada por jóvenes cucuteños que no han tenido oportunidades porque no cuentan con los recursos ni los patrocinios de otras figuras de mayor alcance.
Enderson Bohemio, Fernando Ville, Akilez Diamante son las nuevas figuras que intenta posicionar para que algún cazatalentos los descubra. Estos jóvenes cantan, muchas veces de manera gratuita, en eventos, donatones, ollas comunitarias, buscando un golpe de suerte que los conduzca a la tan anhelada fama.
“Si yo logro que alguno de ellos logre sus sueños, de alguna manera les permito ser lo que un día quise ser yo pero siento que no tuve el talento. Eso persigo”, asegura Yamid.
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