Cuando la noche se asoma en una parte del barrio Bajo Pamplonita, los habitantes se encierran, pues saben que si se quedan hasta altas horas, es muy probable que sean víctimas de robos u otros actos delictivos.

Y todo se debe a que sobre la avenida Demetrio Mendoza hay una vivienda, aparentemente, abandonada, que limita con una cancha, donde los habitantes de calle duermen y consumen sustancias alucinógenas, entre otras cosas.

Entre el escenario deportivo y el inmueble existe un pequeño callejón, en el que se pude observar a cualquier hora del día a los indigentes consumiendo drogas.

Afecta a dos barrios

En diálogo con La Opinión, Yessica González, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC), señaló que esta situación lleva mucho tiempo, y ante los esfuerzos por buscar al dueño de la vivienda, “hoy no se sabe quién es, ni donde está”.

Juan Carlos Contreras, presidente de la JAC de San Luis, fue crítico al informar que tanto afuera de la vivienda como en la cancha, “se han encontrado jeringas, heces fecales y orina”.

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Una de las medidas que tomó la comunidad fue: cerrar la cancha con candado, pero al no estar entechada, los habitantes de la calle saltan el encerramiento y continúan merodeando adentro del escenario.

Sin alumbrado

La situación se agudiza porque no hay un alumbrado público en el lugar, y cada vez que se requiere, los residentes llaman al cuadrante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), “pero una vez la policía corre a los habitantes de calle, vuelven a la zona para seguir drogándose”, dijo un vecino de la zona.

Según se conoció, tanto en la administración pasada como en la actual, la JAC pasó algunos derechos de petición con el fin de instalar nuevas luminarias, “pero no solucionaron nada, esperamos que pronto puedan arreglar la situación”. 

Otra de las consecuencias de la problemática es que los niños ya casi no practican fútbol ni básquet por temor a que les pase algo, y cuando lo hacen es en las mañanas o en las tardes a pleno sol, por lo que esa cancha permanece sola.

En reiteradas ocasiones pasó que cuando los niños practicaban fútbol o algún otro deporte, tuvieron que jugar bajo las humaradas de las drogas que salían de la vivienda.

Pese a que La Opinión se comunicó varias veces con el Consorcio de Alumbrado Público San José de Cúcuta (SJC), para saber si había un proyecto de recuperación de las luminarias de la zona, no hubo respuesta alguna.

Redacción: Nicolás Mojica

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