En un sencillo acto en un hotel de Cúcuta, un grupo de mujeres de la Asociación Puntadas por la Paz, integrada por firmantes del acuerdo de paz entre el Gobierno y las extintas Farc, mostraron a Colombia y al mundo que cuando se persevera se pueden hacer realidad los sueños más imposibles.
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Ellas, exguerrilleras, que pasaron de cargar fusiles a agujas, hilos, tijeras y máquinas de coser, lanzaron la Colección Ixora, una marca de ropa inclusiva y autónoma, que fue elaborada en sus talleres y sitio de residencia en Caño Indio, en el Catatumbo.
El sueño fue posible gracias también al apoyo que recibieron de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas Colombia y otras organizaciones del país.
Tres de las ahora emprendedoras contaron a La Opinión sus experiencias después de firmada la paz y de reincorporarse a la vida civil, donde avizoran un futuro prometedor para ellas y sus familias.
Katherine, quien al igual que sus compañeras conserva el mismo nombre que llevó en las filas de las Farc, por razones de seguridad, es la representante legal de la Asociación Puntadas por la Paz, quien se encargada de todo el proceso de mercadeo y comercialización de todo lo que producen. Ella dijo a La Opinión que este año, al igual que lo hicieron en 2022, proyectan participar en Colombia Moda, con prensas exclusivas, bien elaboradas y con todo el amor de quienes hoy le siguen apostando a la paz de Colombia.
Expresó que es importante para mantener en el tiempo esta marca que se está presentando, es importante el apoyo, tanto de las entidades del Estado como de la sociedad en general, que incentive a seguir produciendo esas bonitas prendas que pueden lucir las mujeres, inspiradas en la naturaleza de una región tan importante como es el Catatumbo.
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Un trabajo en equipo
Lucy es otra de estas mujeres emprendedoras que quieren hacer grande la marca Ixora en el contexto de la moda en el país, que lleva el nombre de la flor oficial de Norte de Santander, “representatividad de la mujer valiente, trabajador, aguerrida y delicada a la vez”.
Explicó que el proyecto nació merced al trabajo con organizaciones nacionales e internacionales que llegaron a visitar los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, ETCR, de Caño Indio (Tibú), gestándose desde allí la idea, que llevó a la creación de la ‘Asociación Puntadas por la Paz’, que empieza a dar sus frutos a partir de la marca Ixora. Allí se agrupan en la actualidad más de 15 mujeres, firmantes del proceso de paz y también de la comunidad, que se dividen el trabajo para lograr un producto bien elaborado, que ha tenido buen recibo en aquellos lugares a donde se ha llevado.
“El trabajo se ha fundamentado especialmente en las confecciones, con la marca representativa que es Ixora, con productos muy bonitos que hoy se están exponiendo en este espacio del hotel Casa Blanca, con diseños colectivos y exclusivos que muestran el atardecer catatumbero, las flores de la ixora, la chocolata, pájaros llamados toches o cardenalitos, con ideas que surgieron entre todas las mujeres que hacemos parte del proceso, después de charlas por parte de personas venidas de universidades de la región”, contó Lucy.
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Esta mujer que es de origen llanero, con más de 20 años en la guerrilla, donde se desempeñó la mayor parte del tiempo como enfermera, dijo que decidió quedarse en el Catatumbo después de la firma del proceso de paz, por llevar allí una vida muy tranquila en medio de la exuberancia de la selva.
En la actualidad es administradora pública en formación, cursando el noveno semestre, con una proyección de vida al lado de sus hijas, “porque tengo dos hijas, una de la guerra y la hija de la paz, la primera que está terminando el cuarto año de medicina en Cuba, por eso mi proyecto de vida se junta ahí en el entorno familiar y profesional”.
Un proceso de aprendizaje
Andry, igual que sus compañeras, compartió con los asistentes al acto de lanzamiento -la mayoría representantes de organizaciones sociales y ONG, la fe y el empeño puesto en esta iniciativa que les ayude a consolidar su proyecto de vida, en paz y como parte activa de la sociedad colombiana.
Dijo que esta oportunidad se constituye en una grata experiencia, que premia el trabajo y esfuerzo de muchas entidades y personas que les han acompañado en todo momento del proceso, a quienes les dio las gracias. “Es muy bonito darnos a conocer, que conozcan lo que elaboramos, que sepan de las cosas bonitas que hacemos, que entiendan que tenemos una vida nueva y somos mujeres como todas, que sentimos, pensamos, decimos, lloramos y construimos”. Andry se desempeña en la Asociación en varias actividades, entre ellas hacer sudaderas, además de aportar en el trabajo de planchado de las faldas, que son las prendas de referencia de Ixora, y participar en el proceso de promocionar y vender la mercancía.
Al hacer remembranza de lo vivido, recuerda que llegaron en febrero de 2017 con los demás compañeros de las Farc a Caño Indio, como preparación a lo que sería la firma del acuerdo de paz, y en junio de ese año quedó embarazada, por lo que su hija fue la primera niña que nació en el campamento o ETCR.
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Así mimo, que llego a los 12 años a la guerrilla, manteniéndose durante 20 años en la organización, donde dice que vivió lo cruento de la guerra, “pero también bonitos momentos, con bajones y subidas, aprendiendo a amar la vida, a valorarme como mujer, a respetarme y exigir respeto y a ser solidaria con mis semejantes”.
Confiesa que en esta nueva etapa, cumpliendo lo pactado con el Gobierno y la sociedad colombiana que es vivir en paz, ha tenido que enfrentarse a nuevos aprendizajes, especialmente en la ciudad, “siendo lo más duro aprender las direcciones, ubicar las calles y avenidas, sacar una cita médica, qué buseta se debe tomar para ir a cualquier parte, la manera de expresarse ante algunas personas”, pero que lo está logrando.
Andry dice que al igual que muchos de sus compañeros sigue viviendo con su esposo y su hija en Caño Indio, donde tienen una casa, muy cerca a la escuela Semilleros de Paz, donde estudia su hija, lo que confiesa que para ella es muy importante.
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Una sola Colombia
Lina María Garcés, asesora de imagen y una de las personas que ayudaron a hacer posible la materialización de este proyecto, calificó como un éxito la presentación de la marca Ixora en Cúcuta, que es el resultado del trabajo de dos años, junto con la diseñadora Mónica Bachué, con quien permaneció cerca de dos semanas en Caño Indio, en el Catatumbo, “enseñándoles, de mi parte, a reconocerse como mujeres, a reconocer su silueta, cómo se podían vestir, con ejercicios interesantes al escoger prendas y no lo sabían, por la historia de ellas que llevaban más de 15 años con dos uniformes y las mismas botas, entonces esa selección fue un proceso muy bonito y al final bastante dolorosos para ellas”.
Agregó que por parte de la diseñadora cucuteña Mónica Bachué, se cumplió el proceso de enseñar todas las técnicas de alta costura, para obtener resultados importantes como las faldas envolventes, las cuales han sido representativas de la marca Ixora y junto con blusas y otras prendas las que ofrecen mayor posibilidad de negocio.
“El objetivo en este tiempo fue el de hacer unas prendas bien hechas, de alta costura sin que tengan un precio tan elevado, con buenos terminados, que son prendas en satín estampadas en textileras colombianas, con un acabado que lleva un toque de seda, diseño de mujeres integrantes de la ‘Asociación Puntadas por la Paz’, que representan toda la biodiversidad del Catatumbo. Son faldas para todo tipo de mujer, que se pueden usar además como vestido, blusa, para cualquier ocasión”, explicó Garcés.
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Lina relató que durante su estancia en Caño Indio, en el ETCR ocupados por los antiguos integrantes de las Farc dentro del proceso de paz con el Gobierno, vivió “una experiencia de perdón, de mucho perdón, porque desde mi familia tuvimos situaciones difíciles durante esos años y el estar ahí era el perdonar de mi parte y de mi familia y el perdonar de todas las mujeres como se expresó en este acto, fue bastante enriquecedor ver a las mujeres desde otra perspectiva y me sentía como si estuviéramos en dos países distintos, entonces fue como unir esa idea en una sola Colombia”.
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