Durante décadas, literatos, historiadores, autores y poetas de Villa del Rosario se han empecinado en preservar y fomentar los estudios históricos de sus antecesores, así como sus muestras artísticas y literarias que se fecundan en el vaivén de los intrínsecos sentires modernos. Pero, su arduo trabajo ha sido silencioso y aparentemente imperceptible por administraciones municipales.
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El escritor Daniel Jaimes Cuevas, conocido como Daniel ‘Jacumar’, ha instalado en su vivienda la Biblioteca Bicentenaria Pedro Gual. El lugar acomodado en pequeños cuartos, encierra un millar de libros con luces débiles, sillas de madera y estantes antiguos.
“Esta biblioteca la inauguramos con mi esposa el 24 de junio de este año, día que se conmemora el bicentenario de la batalla de Carabobo en Venezuela. Escogimos esa fecha, porque gran parte de la biblioteca fue donada por el diplomático venezolano Arturo Valero Martínez, con alrededor de 1.000 libros”, señaló Cuevas.
El espacio fue estrenado como sede principal en la primera Feria Latinoamericana del Libro y el Autor en Villa del Rosario, congregando a reconocidos autores y artistas que celebran el arte de escribir.
Un escenario de patrimonio cultural
La biblioteca bicentenaria, es usada en diferentes fines para la población juvenil buscando reforzar sus conocimientos artísticos e históricos de Villa del Rosario. El lugar está abierto a cualquier persona que desee conocer los autores de la región desde las 9:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde.
También, se proyecta cada semana una película en modalidad de cine foro para los jóvenes y niños con el objetivo de apreciar y resaltar las virtudes del séptimo arte.
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“Desde la inauguración del recinto, existen cerca de 30 jóvenes que están aprendiendo a dibujar por medio de clases que imparto como pintor experimentado. A su vez, estamos gestionando con varios centros de investigación y salones culturales la gestión de recursos para reactivar el sector con una sala de enseñanza para música, escultura y pintura”, comentó Cuevas.
Sus proyecciones son ambiciosas. Busca que aquella biblioteca sea el epicentro de reuniones para el Centro de Investigación Luis Gabriel Castro Maldonado, Centro de Investigaciones Estudios Históricos de Villa del Rosario, la Asociación de Poetas y Escritores Ecos Latinoamericanos y el Salón de Autores Intelectuales de Norte de Santander.
El primer intento de crear un espacio con expectativas similares nació en 1999, por un acuerdo del Consejo Municipal de Villa del Rosario.
Sin embargo, Daniel afirmó que ha sido un desgaste mental y emocional, poder acordar una gestión con las administraciones para apoyar el oficio de, por ejemplo, mantener legible varios libros antiguos que se deterioran al pasar los años.
“No hemos tenido un apoyo real, hay una miopía crónica por parte de todas las administraciones que se extiende por décadas, ese sentir se traslada como herencia de un mandato al otro y no se ha podido cambiar, esperamos que la visibilización pueda responder al urgente llamado que le hace la historia y el patrimonio cultural que defendemos los artistas a la Alcaldía de Villa del Rosario”, manifestó.
Últimas publicaciones
Este año, ‘Jacumar’ ha presentado dos libros que estuvo trabajando desde 1998 por medio de investigaciones históricas y biográficas de acontecimientos y personajes esenciales para entender la historia de Villa del Rosario y Cúcuta.
El primer libro es titulado La Historia de la Villa del Rosario, edición Bicentenario, en donde se explican 520 temas en relación con la histórica ciudad a lo largo de 260 años en 535 páginas.
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“Es un libro que tiene asuntos históricos que hasta la fecha no se habían escrito en otro lugar, hubo información que conseguí por medio de entrevistas en lugares recónditos, así como archivos antiguos a punto de desintegrarse por el olvido, el moho y la humedad”, apuntó ‘Jacumar’.
Historia de la Villa del Rosario
El texto aborda la ciudad en decenas de dimensiones posibles: económica, cultural, histórica, sociológica, sicológica, entre otras que condensa y distribuye en un nuevo tomo los acontecimientos que han forjado la idiosincrasia rosariense.
Un punto importante que el autor busca responder, es el porqué Villa del Rosario duró 237 años sin celebrar la fiesta de aniversario, durante ese periodo desde su fundación, comentó Cuevas, nunca hubo una fecha para conmemorar.
También, resuelve los enigmas relacionados a la selección de esta ciudad como sede del Congreso Constituyente de 1821, pues en su momento, existieron pueblos cercanos con mayor capacidad de hospedaje para los 80 diputados que viajaron al lugar como Cúcuta o Pamplona.
Otro apunte relevante, es el misterio en torno a las campanas del Templo Histórico que luego del terremoto de 1875 fueron traídas desde España para instalarlas, pero en algún momento entre 1999 y 2014 se extraviaron intercambiándolas por otras de una calidad inferior.
El abogado especialista en Derecho Penal, Olger García, en una de sus columnas en La Opinión, se refiere al libro con una gran sorpresa al sopesar la rigurosidad de la investigación.
“Con ese título pensé que el amigo ‘Jacumar’ quería abarcar más de lo que podría apretar. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando veo que en las 533 páginas el autor se fajó con una historia bien documentada de la Villa, que lo convierte en su monografista insigne”, expresó García.”
Biografía de Luis Gabriel Castro Maldonado
El segundo libro es una biografía al historiador e investigador Luis Gabriel Castro Maldonado, uno de los pioneros y pilares para la construcción del Centro de Historia, hoy llamada la Academia de Historia.
Daniel, en su afán y respeto por el historiador Castro Maldonado, con la colaboración del rector Arturo Arismendi, conoció los hijos del señor Maldonado y luego de varias reuniones e invitaciones a la conmemoración de la obra de su padre, el hijo mayor Gabriel Adolfo Castro, hoy fallecido, le donó al escritor unos folios que contenían la correspondencia privada.
La última voluntad del hijo fue que ‘Jacumar’, con su flexibilidad literaria que lo ha facultado a escribir 17 libros y más de 1.500 poemas, pudiera usar el material para retratar las dimensiones críticas, psicológicas y sociológicas de su padre.
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“Me dijo que estaba dispuesto a dármelos si tenía la disposición de preservar su obra y construir una biografía, a la cual me comprometí, es una lástima que Adolfo no haya podido leerla, pues a los pocos años de entregarme los documentos en 1999, murió. Sin embargo, mantuve mi promesa y este año pude concretar ese sueño basado en la admiración que tengo del célebre historiador”, concluyó el escritor Cuevas.
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