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Cultura
Llegó el diablo a Riosucio tras cuatro años de espera
Su majestad se hizo esperar: a las siete y media por fin quedó sin la bolsa y se mostró con grandes cachos.
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Colprensa
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Lunes, 9 de Enero de 2023

La emoción había estado contenida por cuatro años: ver al diablo es uno de esos momentos que los riosuceños esperan con ansias y cantando el himno, Salve salve placer de la vida.


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Primero lo vieron en la esquina de la escuela Antonio Nariño, con sus seis metros y ochenta de alto y tapado con una bolsa negra. Nadie puede ver a don Sata, excepto su creador y la Junta del Carnaval, hasta el sábado en la noche.

La hora prevista eran las siete, y desde una hora antes se fueron acumulando personas para verlo. Sonaba el himno y sonaba también una canción que es de las que más se escucha por estos días, Quisiera ser el diablo, con cachos y con cola.

Su majestad se hizo esperar: a las siete y media por fin quedó sin la bolsa y se mostró con grandes cachos, dos dientes de jaguar grandes y una sonrisa bonachona. Diego Armando Jurado Guapacha, su creador, lo había descrito: una emoción jocosa, picaresca. También se notó su otra gran intención, que fuera imponente, un rey.


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Gustó, de inmediato. Las personas que lo estaban esperando aplaudieron y luego se escuchó un qué chimba repetido. También hubo bello, grandote, qué emoción, bienvenido.

El diablo recorrió las calles del pueblo muy despacio: al ser tan alto había que ir levantando las cuerdas de la energía. Sin embargo, no había afán: el sábado en la noche es para saludar a don Sata, y hacerse esperar es una costumbre, además que verlo despacio hace parte de la gracia, para poderle ver los detalles: los rasgos de jaguar, un cinturón dorado, un jaguar en los pies, una cola con púas y sus alas de murciélago, también en rojo.

Al diablo lo acompañaron las caravanas (grupos de personas disfrazados), chirimías y grupos musicales que pusieron a bailar a los que los esperaron en las calles y a quienes se sumaron a acompañarlo a llegar al parque de La Candelaria, donde se quedará disfrutando la fiesta y cuidando que todos se porten bien.


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El diablo es una de las figuras centrales, que tiene elementos de las culturas fundacionales de Riosucio, negra, indígena y blanca. Es bonachón, amoroso, sabio e invita a la unión y a disfrutar la fiesta en paz. También es muy crítico y por eso después del desfile hay un saludo a su majestad, en el que habla de lo que ha pasado en su ausencia y le dice a su pueblo que ha regresado, que es momento de disfrutar juntos.

 

Las cuadrillas

El domingo es el día más importante de la fiesta, porque se presentan las cuadrillas, la esencia del Carnaval. Son grupos de personas disfrazadas alrededor de un tema, que tras un desfile que recorre las calles principales de Riosucio, se presentan en tablados para cantar.

Unas hacen crítica social y política, otras homenaje al Carnaval, al diablo o cuentan una historia. En esta edición participaron 30 cuadrillas, que luego se presentaron en 16 tablados y casas cuadrilleras.

El tablado principal es el de la plaza de San Sebastián y allí se encontraron con las personas que los escucharon y cantaron con ellos —se entregan letras impresas—. La familia Vargas, una de las más tradicionales, presentó esta vez La Paila Mocha, y entonces, en compañía del público cantaron: (póngale la música de Se le moja la canoa) Conozco un contrato muy jodido y amañado/ está en Hidroituango y casi que no lo empezamos/ ¿será que habrá luz o algún otro despilfarro?


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Este fin de semana es el día central de la fiesta de Riosucio. Las cuadrillas van yendo y viniendo con sus disfraces coloridos, en los que trabajaron el último año (algunas mucho más). Mientras tanto, el diablo las mira y las escucha desde la plaza. Este año los riosuceños quedaron contentos por el trabajo de su figura. Tenía razón Diego Armando de estar contento y seguro con la efigie: se notó el trabajo, el cariño y el conocimiento sobre su majestad. Y eso que solo tenía 45 millones de pesos para hacerlo posible.

Termine cantando con La Paila Mocha, porque ya va llegando a su fin este Carnaval que es Patrimonio Inmaterial de la Nación: (cante con la música de La cuchilla):

Con esta peladez, el IVA en la punta/ el dólar tan caro, ¿quién lo podrá comprar? Estamos jodidos/ nos llevó el hijo de tuta/ mejor que gobierne el mismo Satanás.

Fuente: El Colombiano

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