Ayer la firma S&P Global Ratings bajó la calificación crediticia de Colombia, que pasó de BBB- a BB+ con perspectiva estable. Con esto, el país perdió la nota de grado de inversión que tuvo durante una década y, así, la deuda colombiana entra en la categoría de grado de no inversión especulativo para los estándares de esta calificadora.
Entre las razones de la firma para tomar esta decisión están las del retiro de la reforma tributaria, así como las presiones en el gasto que reducen la probabilidad de que el país mejore su situación fiscal.
De acuerdo con varios analistas, una de las implicaciones que tiene este hecho en el corto plazo es una reacción más especulativa en los mercados, que se traduciría en aumentos en el precio del dólar y en tasas de interés más altas.
"Debe pasar seguramente que los mercados se vuelvan muy volátiles y piensen que, si Colombia no es grado de inversión, seguramente las tasas de interés las cuales le prestan al Gobierno en dólares deben subir afectando o permeando las tasas de interés domésticas", explicó Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria.
Ya desde hace unas semanas el mercado estaba descontando que Colombia perdiera el grado de inversión, pues los bonos de deuda emitidos en dólares y las primas de riesgo crediticio se estaban negociando en niveles como los de un país con grado BB.
De acuerdo con las cifras de Corficolombiana, a inicios de mayo la curva de bonos globales de Colombia estaba 54 puntos básicos por encima del promedio de países con calificación BBB- (grado de inversión), mientras que solo estaba 20 puntos por debajo del promedio de países con calificación BB. Con el avance de las tensiones sociales, los rendimientos de los bonos llegaron a los mismos niveles de los países que no tienen grado de inversión.
Con el anuncio de S&P Corficolombiana estima que las tasas de los TES de largo plazo aumenten entre 25 y 56 puntos básicos en los próximos días, aunque, dependiendo de la evolución de la coyuntura actual, las tasas podrían corregir a la baja.
Por ahora, S&P Global es la única firma que le ha disminuido la calificación crediticia a Colombia, recordando que Fitch mantiene la calificación de BBB- y Moody's de Baa2 para el país. Sin embargo, para algunos expertos es importante enfocarse en las acciones que tomará Colombia en miras al mediano y largo plazo.
De acuerdo con Corficolombiana, ahora el Gobierno debe formular un plan de ajuste fiscal, así como mantener la credibilidad y confianza en el manejo responsable de la política económica del país.
En ese sentido, habría tres escenarios. En el primero, si el Gobierno logra hacer una reforma fiscal que garantice un ajuste de por lo menos 1% del PIB y la economía logra tener un crecimiento de más de 5%, el país podría mantener su grado de inversión con Fitch y Moody’s en lo restante del año
"En ese caso anticipamos una corrección de las tasas de los TES, aunque no regresarían a los niveles mínimos de inicios de año", explicó Corficolombiana.
En el segundo escenario, si no hay una reforma o la economía se frena por cuenta de las jornadas de protestas y los bloqueos, Fitch y Moody's también podrían rebajar la calificación.
Finalmente, en el peor escenario el Gobierno no tomaría medidas para sanear las finanzas públicas o se optaría por soluciones poco ortodoxas como la emisión monetaria. En ese caso el país correría el riesgo de sufrir más reducciones en el futuro.
Corficolombiana explicó que perder el grado de inversión implica tener una mayor exposición del mercado a inversionistas con posiciones más tácticas, con lo cual habría una mayor volatilidad en los TES y en la tasa de cambio. Además, este hecho también aumentaría el costo de financiación del sector privado.