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Editorial
¿Cambio a la vista?
El otro punto que igualmente es urgente precisar es que ellos no son un ‘Estado dentro del Estado’ mucho menos tienen patente para imponer órdenes y el control social y político en las regiones en que se encuentran.
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Domingo, 13 de Octubre de 2024

El país asiste con expectativa a una operación militar en el Cauca para rescatar de las manos criminales de la disidencia de las Farc, un territorio que creían de su propiedad y en el que atacaron con drones a la población civil, violando las normas del Derecho Internacional Humanitario.

Con esta acción en caliente es el momento de pedirle al presidente Gustavo Petro que sus palabras: “venzan la codicia y hagan la paz en favor del pueblo colombiano”, dirigidas a todas las organizaciones que se han sentado a dialogar en la ‘Paz Total’ pero han roto la mesa, implique consecuencias similares para todas ellas.

Es decir, que en el caso específico del Eln, a esta guerrilla le quede bien claro que los ataques y hostilidades como los cometidos en Arauca y Norte de Santander recibirán una contundente respuesta militar porque el Estado no puede claudicar en el campo de la seguridad, incluyendo los bombardeos dentro del principio de proporcionalidad.

Ahora que el Eln está en acercamientos para intentar la reanudación de las conversaciones, la  delegación gubernamental tiene que dejar muy en claro lo que pasará de ahora en adelante si de  nuevo el grupo armado organizado persiste en hacerle trampas al proceso.

Es decir, que las condiciones sean más categóricas en cuanto a no incurrir en masacres, como las dos perpetradas en La Playa y Ábrego, ni mucho menos seguir secuestrando ni hostigando a los pobladores de las zonas en que hace presencia ni continuar con la extorsión, desplazamientos, intimidaciones, reclutamiento forzoso o confinamientos y el manejo de economías ilegales como el narcotráfico.

El otro punto que igualmente es urgente precisar es que ellos no son un ‘Estado dentro del Estado’ mucho menos tienen patente para imponer órdenes y el control social y político en las regiones en que se encuentran.

Negociar está bien pero los límites y los inamovibles hay que fijarlos con todas las de la ley para que no se incurran en más desmanes. Y el cese del fuego tiene que ser, igualmente,  reestructurado con advertencias de que las Fuerzas Militares no tendrán por qué quedar prácticamente maniatadas mientras el país asiste al espectáculo de unas guerrillas, disidencias y bandas poderosamente fortalecidas.

En caso contrario, también debe de quedar muy bien especificado, eso será motivo más que suficiente para que el proceso se suspenda con las implicaciones que tiene, puesto que entonces la Fuerza Pública actuará ofensiva y defensivamente para contener este riesgo para la vida, honra y bienes de los colombianos.

Con todas estas modificaciones más el entendimiento de la comunidad internacional de que no se puede renunciar al uso legítimo de la fuerza como parece ya estarlo entendiendo el presidente Petro, bien podría darse un fortalecimiento a la política de ‘Paz Total’ para que se entienda que la seguridad y la justicia no podrán ser objeto de negociación o rendición alguna.

Si de verdad hay una intención de llegar a unos acuerdos para la desactivación del conflicto armado y alcanzar la paz, esos grupos deben comprometerse de verdad a dejar de lado la perpetuación de la guerra, desmontar el negocio de los estupefacientes y desmarcarse de las mafias internacionales.

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