Hay segmentos de la población que pareciera ser utilizados por los gobiernos y los políticos para aparentar inclusión, como es el caso de los jóvenes.

Al iniciarse en Cúcuta las deliberaciones para la elaboración del plan de desarrollo para el periodo 2024-2027, el tener en cuenta a quienes en poco tiempo asumirán las riendas, resulta trascendente.

En la capital de Norte de Santander la situación socio-económica para las personas entre los 15 y 29 años no es tan fácil.

Veamos que, por ejemplo, en el caso del empleo, este les ha sido siempre esquivo. Estadísticas oficiales y la misma percepción así lo demuestran.

Resulta que en la ciudad de cada 100 habitantes en ese rango de edad, por lo menos 17 no tienen acceso a puestos de trabajo que les garanticen un ingreso.

Los datos del DANE indican que en el último trimestre del año pasado, esa situación se reflejó en el área metropolitana de Cúcuta en un 17% de tasa de desempleo dentro de esta población en edad de trabajar.

Luego ahí existe un asunto urgente por resolver, porque ellos no pueden quedarse sin oportunidad, porque será seguir alimentando una brecha social que cada vez se incrementa, aparte de los riesgos colaterales que ello implica.

Alguien a esa edad sin ingresos económicos adecuados, ya sabemos muy bien que queda expuesto a ser tentado por organizaciones al margen de la ley, a caer en la drogadicción, a convertirse en migrante para tratar de buscar un mejor futuro fuera del país o caer en el subempleo, con el rebusque.

Además, muchos pueden resultar encasillados dentro de la categoría de los ‘ninis’, que ni estudian ni trabajan, resultando todavía más desastroso para la sociedad, porque se está perdiendo la oportunidad de ofrecerles una educación superior adecuada que alternativamente les abra posibilidades laborales.

Luego en el manejo de las condiciones extremas en que se encuentran muchos jóvenes en la ciudad debe tener un manejo transversal dentro de las políticas y estrategias locales que se incluyan en el plan de desarrollo.

Pero además, es urgente que un equipo interinstitucional de la Alcaldía de Cúcuta salga a buscar y a caracterizar y a orientar aquellos jóvenes que no ingresado a la universidad para que lo hagan, acogiéndose al programa de la matrícula cero. La administración municipal en coordinación con el Ministerio de Educación y la Gobernación de Norte de Santander, podrían trabajar desde ya en eso para que la universalización de la educación superior de calidad se logre en la región.

Ahí está una manera de responderle a inquietudes como la expresada por Aníbal Arias, consejero municipal de la juventud en Cúcuta: “no solo queremos que nos escuchen sino que también asuman los compromisos y nos apoyen de verdad”.

De esa forma se complementarían las líneas gruesas que se tracen dentro de la hoja de ruta del municipio, en aspectos como el emprendimiento que cuente con los respaldos técnicos, financieros y de empoderamiento para sacar adelante los proyectos juveniles.

Más incentivos relacionados con el primer empleo son esenciales para que la obtención de experiencia les abra camino en el mercado laboral, lo mismo que masificar las actividades deportivas, no pueden ser dejados por fuera ni tratados como un asunto secundario.

Aunque son jóvenes, hoy los agobian multiplicidad de problemas y por eso merecen atención debida, adecuada y oportuna, dentro de la preparación de la generación de relevo dentro de sociedad que va en evolución en un mundo cambiante como el de hoy.

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion