Todo gobierno, llámese nacional, departamental o municipal, tiene dos momentos cumbre para procurar dejar en alto las metas de cumplimiento de los compromisos asumidos, como es al comienzo y al final del mandato.
En eso se encuentra ahora la administración del alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, que a catorce meses de concluir su gobierno, le hizo ajustes al gabinete, que ojalá le sirvan para atender las necesidades que todavía siguen pendientes en la ciudad.
Yáñez debe meter el acelerador a fondo en los planes para destrancar la movilidad, porque todavía un alto porcentaje de la malla vial es complicado de transitar ante los baches y destrozos de la carpeta asfáltica. Ese plan de la ruta del asfalto hay que masificarlo y hacerlo las 24 horas en los siete días de la semana.
Y el gran trancón que ya no es coyuntural sino estructural hay que atacarlo, bien sea poniendo a los policías a descongestionar o creando el cuerpo de agentes de tránsito que se dedique a ayudar a desbloquear las intersecciones y calles.
Destrabar el catastro multipropósito cuyo proceso de actualización de 232.000 predios urbanos y rurales ha estado en un callejón sin salida. Como lo dijo Asocapitales, este plan al facilitar una base de datos actualizada ayuda a que más ciudadanos puedan tener la titulación de predios, lo que se resume en mayor formalización de propiedades.
Además, permite conocer nuevos establecimientos de comercio reduciendo la informalidad en la actividad comercial e igualmente se mejora la calidad de las inversiones al tener un mayor conocimiento del territorio y facilita el acceso de los propietarios a créditos, subsidios y programas estatales.
Algo que no podrá darse el lujo de permitir que se repita, en los últimos doce meses de mandato, es que el Plan de Alimentación Escolar (PAE) se demore en servirse a los cerca de 89.000 escolares, como ocurrió este año. Ojalá ya se ponga manos a la obra y averigüe incluso las nuevas directrices nacionales para manejarlo y así evitar sorpresas que retrasen su puesta en marcha en 2023.
Terminar proyectos como el de corazones de barrio –para la descentralización- liderar la urgente definición sobre cómo será el manejo del Acueducto Metropolitano de Cúcuta en coordinación con la Gobernación y las alcaldías de Los Patios y Villa del Rosario.
Ya que hablamos de saneamiento básico, sería bueno que le diera un empujón en la gestión ante la administración nacional para las plantas de tratamiento de aguas residuales que son vitales para los ríos Pamplonita y Zulia que alimentan nuestros acueductos.
Esperemos que en esta etapa culminante de su mandato, el gobernante local que estrena la renovación de una parte de sus secretarios, al menos se ponga la ‘primera piedra’ del plan maestro de movilidad sostenible de Cúcuta, para tener la esperanza de contar con unos mejores vehículos para la prestación del servicio de transporte urbano.
A quienes llegaron a manejar los despachos de Bienestar Social y la Secretaría de Hacienda el cucuteño de a pie espera que el primero deje delineada y estructurada y activada una real política pública para los habitantes de calle que implica manejos de drogadicción, pobreza extrema, enfermedades, desempleo y exclusión.
Y en Hacienda, cuyo asunto de la reciente operación de la Fiscalía en esa entidad será tema de otro editorial, es indispensable que el contribuyente encuentre las garantías de que no hay favorecimientos mediante estrategias para reducir las cuantías de pago que en últimas terminan convirtiéndose en delitos de corrupción en el recaudo del predial.
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