El hecho de que México haya aceptado la invitación de ser país garante en la mesa de diálogo que reinició Colombia con el Ejército de Liberación Nacional (Eln), ojalá tenga un impacto definitivo en el Catatumbo en el que los carteles de la droga han manejado miles de millones de dólares en el negocio internacional de la cocaína.
Es que teniendo en la mesa de negociación a voceros del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, esto permitirá un canal para trazar un plan bilateral colombo-mexicano para desbaratar las fabulosas ganancias del narconegocio.
Atacarles la fuente financiera representada en los dólares que lavan en diferentes operaciones fraudulentas, les resquebrajaría su capacidad de compra de la cocaína y sacaría a regiones como Norte de Santander, Nariño y Cauca del conflicto financiado por el narcotráfico multinacional, por cuya influencia en el Catatumbo hay más de 40.000 hectáreas de hoja de coca.
Es urgente que ambos países les apliquen la estrategia de debilitamiento económico a Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, como se llaman esas organizaciones que convirtieron al territorio catatumbero en su ‘fábrica’ de abastecimiento del polvo blanco.
Mientras anden por ahí estos dos peligrosos negociadores que cuentan con un fabuloso brazo financiero, poco y nada se logrará dentro del actual esquema de lucha contra las mafias cocaineras en el país y en el mundo, puesto que así caigan cabecillas de ellos o de sus cómplices, mientras sus arcas sigan repletas de dólares, el narcotráfico perdurará.
Los datos sobre las millonarias sumas que se mueven, revelados recientemente en un trabajo periodístico de La Opinión, comprueban que la interdicción de cargamentos debe ir acompañada de desbaratarles las fortunas de los narcos y sus testaferros.
El año pasado se procesaban diariamente 862 kilos de cocaína para un total de 314.617 kilos a lo largo de 2021 en el Catatumbo. Según el reportaje, los dueños recibieron diariamente cerca de 5.000 millones de pesos, pero si la enviaron a Estados Unidos o Europa las ganancias sobrepasarían los 17.000 millones de pesos.
En los últimos tiempos han surgido versiones de que los mexicanos ya se fueron, ya sea porque temen grandes delaciones por parte de Otoniel, el extraditado jefe de la banda del Clan del Golfo, o porque los estarían ‘tumbando’ con cocaína de baja calidad y por eso habrían buscado otros proveedores al sur del país.
Si esto realmente sucede y al acercarse la hora de la asamblea de campesinos cocaleros, podría llegar a pensarse realmente en un Catatumbo sin coca, asunto que aunque suena utópico, es evidente que se debería tratar de concretar.
La voz de Jorge Restrepo, director del Cerac, apunta en ese sentido. “Nunca antes en el Catatumbo existían condiciones económicas más propicias que las actuales para poner en práctica y en marcha los proyectos productivos y de desarrollo que se identificaron en la hoja de ruta en los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial”.
Contener y erradicar el ‘mar de coca’ de esta emblemática región nortesantandereana que nunca escapa de aparecer en las mediciones mundiales de las hectáreas de cultivos ilícitos, debe de ser una misión que, aunque suene imposible, tiene que llevarla a convertirse en despensa agropecuaria y de planes transformadores aprovechando sus riquezas y el potencial humano de quienes habitan este territorio que requiere, entre otras, de una reforma rural integral.
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