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Editorial
‘No se pierde nada con apostarle a la paz’
¿Qué dirán los miembros del grupo negociador por parte de esa guerrilla a la invitación del representante de la Iglesia católica? ¿Todavía el Eln tiene signos de paz para poner en la mesa?.
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Viernes, 4 de Octubre de 2024

De Tumaco, en el Pacífico, a Ocaña, en el Catatumbo, llegó monseñor Orlando Olave Villanoba como obispo en medio de las crecientes preocupaciones ante el recrudecimiento del conflicto armado por la crisis en que se encuentra el proceso con la guerrilla del Eln que reanudó las acciones contra la Fuerza Pública y la población civil.

Con una región afectada por los atentados al oleoducto Caño Limón-Coveñas, la extorsión, el secuestro, los ataques a las Fuerzas Militares y otros hechos de  violencia que se recrudecieron al terminar el cese del fuego y entrar en agonía el proceso, hubo llamados para que el jerarca de la Iglesia católica interceda para que las conversaciones se reactiven.

Sus consideraciones de creer en la paz y en los diálogos y de que “no se pierde nada con apostarle a la paz” convirtieron al obispo de la diócesis ocañera en una luz de esperanza para quienes en esa parte del territorio y en todo Norte de Santander hoy padecen el azote de la violencia en sus diferentes manifestaciones.

Precisamente se está a la espera de que ese grupo armado organizado empiece de nuevo a mostrar señas de querer volver a la mesa, en instantes que su credibilidad está  perdida luego del atentado terrorista contra una base militar en Arauca, con el cual repitió prácticamente la historia de golpear la mesa dándole la espalda a la posibilidad de una salida negociada.

En ese sentido hay que repetir las siguientes palabras de monseñor Olave Villanoba: “al Eln, la invitación es para que busquemos esos caminos de paz y de reconciliación. Creo que nosotros, como Iglesia, las alcaldías y la gobernación, estamos dispuestos a acompañar este reinicio de los diálogos.

Hay que buscar ese camino y pienso que el Eln debe mostrar esos signos de paz que sé que ellos tienen”. ¿Qué dirán los miembros del grupo negociador por parte de esa guerrilla a la invitación del representante de la Iglesia católica? ¿Todavía el Eln tiene signos de paz para poner en la mesa? Estas consideraciones quedan en el terreno de este grupo armado que en Norte de Santander tiene presencia en el Catatumbo, el área metropolitana de Cúcuta, la frontera con Venezuela y en otros sectores del departamento.

Un hecho destacable y que es coincidente con una de las consideraciones del obispo, es el anhelo regional porque no se agudice la confrontación armada como lo planteó el presidente de la Asociación de Municipios, el alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares.

En ese sentido el obispo tiene la percepción de que “todos nosotros como comunidad tenemos que ser constructores de paz”, constituyendo un mensaje de que llegar a la consolidación de la convivencia pacífica no es exclusividad de nadie, sino que entre toda la sociedad es indispensable edificarla.

El papel de la iglesia es fundamental para tender los puentes entre las partes construir la confianza en esta clase de procesos en los que siempre las víctimas tienen que estar como eje dentro de unas negociaciones que conduzcan a la búsqueda de la verdad, la justicia restaurativa, compromisos de no repetición y que realmente se alcance una paz duradera con un compromiso serio y una restitución, reparación, reconciliación  y aplicación de justicia, adecuadas.


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