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Editorial
¡Ojo a estos datos!
Este panorama implica un enorme desafío para consolidar una economía que fue una de las más prósperas del continente, pero que ha caído debido a los errores del modelo aplicado. 
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Sábado, 3 de Agosto de 2024

Venezuela, un país que en su momento fue uno de nuestros mayores socios comerciales, con un intercambio que superó los 7.000 millones de dólares, actualmente enfrenta una crisis que requerirá grandes esfuerzos para superarla.


Un reciente estudio, en el contexto de la nueva agitación político-electoral en esta nación de aproximadamente 30 millones de habitantes, calculó cuántos años serían necesarios para salir de la grave situación económica tras casi un cuarto de siglo de dominio del régimen chavista. 


Debe tenerse también presente lo expuesto por un artículo de los Angeles Times, según el cual organizaciones no gubernamentales y economistas independientes estiman que la deuda externa de Venezuela oscila entre los 140.000 y 154.000 millones de dólares. Ese es un factor a tener en cuenta para el futuro de ese país.


Entre tanto, Phase Consultores estimó que, solo para recuperar su nivel de producción de 2013 (el más alto en la historia venezolana), se necesitarían al menos 42 años (hasta 2065), con un crecimiento anual del 3% en su Producto Interno Bruto.

Este panorama implica un enorme desafío para consolidar una economía que fue una de las más prósperas del continente, pero que ha caído debido a los errores del modelo aplicado. 

Es crucial tener presente estos indicadores al considerar una posible transición democrática que permita la salida del actual régimen y la implementación de un nuevo sistema de gobierno en el que se respeten la Constitución y la ley, la separación de poderes, se luche contra la corrupción y no se permitan los abusos de ninguna clase. 

Este nuevo esquema debería alejarse de la dictadura para permitir que la industria petrolera, los subsectores, el ejido empresarial, el comercio y el turismo recobren el dinamismo de épocas pasadas cuando eran el referente en América Latina.

La investigación también encontró que para salir completamente de la crisis, Venezuela necesitará no solo estabilidad política, sino también décadas de crecimiento ininterrumpido, con el objetivo de volver a la prosperidad y lograr la necesaria justicia social. Además, el análisis socioeconómico revela la aguda crisis que sufren los habitantes del país.

 Según Juan Carlos Odar de Phase Consultores, “en términos per cápita, esto significa que actualmente, un venezolano promedio tiene un ingreso que es un 50% menor de lo que podía haber tenido su abuelo en términos reales, es decir, hace 60 años.”

Este dato es un indicador contundente del grave deterioro en la calidad de vida de los venezolanos, que equivale a caer en niveles de pobreza extrema, sin satisfacer sus necesidades básicas y enfrentando desempleo, problemas políticos, inseguridad, persecución y violación de derechos fundamentales.

Ante este tipo de análisis, que destacan la urgencia de un cambio para iniciar la reconstrucción de la infraestructura y las bases económicas, es crucial que la comunidad internacional, los organismos multilaterales de crédito y la inversión extranjera colaboren en un fondo común para apoyar este plan favorablemente para el pueblo venezolano. 

En esta estrategia, Colombia debe desempeñar un papel preponderante, especialmente Norte de Santander y Cúcuta, debido a su frontera activa con Venezuela, donde la complementariedad, el abastecimiento de alimentos básicos, el apoyo a la reindustrialización y el suministro de materias primas, entre otros elementos vitales.


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