Con la obtención de la personería jurídica, el barrio recibió el apoyo de entidades para el alumbrado público, acueducto, alcantarillado y la luz, a la par que seguía recibiendo cada vez más personas que iniciaban una nueva vida.
La comunidad supo sacarle provecho al atractivo histórico en esa zona, y tras una serie de adecuaciones, se construyó un monumento a partir de la icónica columna erigida en 1891, el cual es un atractivo turístico que lleva el mismo nombre del barrio.
La unidad básica
Para el año 1935, Rudesindo Soto y su esposa Amelia Meoz, donaron, por escritura pública, unos terrenos con el fin de construir un centro médico que atendiera a las personas con tuberculosis.
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Cinco años después, aquello derivó en la construcción del Hospital Amelia, como era conocido por la comunidad, y durante mucho tiempo atendió los pacientes con esta enfermedad.
Sin embargo, el Hospital Amelia tuvo que cerrar sus puertas tiempo después, y el escenario acumuló polvo por más de 40 años, hasta que el Instituto Municipal de Salud (Imsalud) recuperó la infraestructura y creó la Unidad Básica Loma de Bolívar.
Este hecho causó alegría en la comunidad, y desde entonces atiende las urgencias médicas de esta y otros barrios aledaños a la Loma de Bolívar, “es una ventaja para nosotros que nos atiendan tan bien y tener todo a la mano”, comentó Lucía Gutiérrez Jaimes, residente del sector.