Al menos 15 horas después del ataque sicarial que dejó herido al vigilante Jefferson Daniel Castellanos García y que resultó muerto Bony Segundo Vílchez García, uno de los presuntos delincuentes, las autoridades reportaron la captura de la mujer que acompañaba a Vílchez.
Tras el hecho perpetrado en una zapatería del barrio El Contento, los investigadores policiales comenzaron el rastreo de la mujer, quien quedó grabada en varias cámaras de seguridad, disparando contra el celador.
Según la información inicial, ella habría abordado un taxi hacia el barrio Antonia Santos, pero después de eso, su paradero era desconocido.
Los investigadores enfocaron su búsqueda en el conjunto residencial Los Estoraques, lugar de residencia del fallecido agresor. En la madrugada del miércoles, una fuente humana confirmó la presencia de la sospechosa en ese lugar habitacional.
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Con esta información se dirigieron al conjunto, donde, alrededor de las 6:30 de la mañana, capturaron a Sheehawe Graciela de los Ángeles Arilillo Hernández, quien en el momento de la detención, tenía en su poder una granada de fragmentación.
Al cierre de esta edición, Arilillo Hernández era presentada ante la Fiscalía para que un juez definiera su situación judicial.
Se presume que los atacantes estarían vinculados a la estructura liderada por Ever Carreño Corredor, alias Porras, y no a la banda Los AK47, como se indicó inicialmente.
Un vuelco a la investigación
Aunque en un principio se manejó como un caso de extorsión, nuevos detalles habrían dado un giro a la investigación, apuntando a un posible problema sentimental.
De acuerdo con información preliminar, la dueña de la zapatería habría tenido una relación de pareja con un hombre con quien compartió el negocio. Tras la separación, ella quedó al frente del establecimiento.
Sin embargo, su expareja supuestamente comenzó a amenazarla a raíz de la relación que ella inició con un nuevo compañero sentimental.
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“Lo que hemos podido averiguar es que el excompañero sentimental de ella se enfureció porque ahora ella está con otra persona. Creemos que las amenazas tienen que ver con recuperar algo de lo que perdió en la separación o simplemente obligarla a abandonar el lugar”, indicó una fuente judicial.
Además, se señaló que la actual pareja de la mujer estaría ayudándola en la administración de la zapatería y que, debido a las intimidaciones, ambos habrían estado planeando dejar el negocio y la zona.
“El ataque parece haber sido una advertencia dirigida directamente al vigilante. No estaban buscando a nadie más. Todo apunta a que fue un mensaje para que accedan a lo que el excompañero quiere”, agregó la fuente.
Por ahora, las autoridades continúan con la investigación para esclarecer los motivos del ataque y dar con el paradero del presunto autor intelectual.
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