Ya se dieron los baños de masas en las calles y reuniones políticas a lo largo de la campaña presidencial venezolana que debe terminar en un baño de votos para poner fin, por la vía democrática, al régimen chavista de 25 años.

Venezuela es la prueba reina de que la necesaria alternancia del poder es una ruta necesaria para evitar todo lo que ha vivido el vecino país que después de tener una boyante economía la misma cayó en deterioro llevándose de por medio a la otrora poderosa industria petrolera.

De aquella ‘Venezuela saudita’ no quedó sino el recuerdo mientras que en la actualidad todo degeneró en una crisis humanitaria de proporciones con la salida de 7.7 millones de migrantes.

Las urnas se abrirán para que unos 21 millones de potenciales votantes elijan entre mantener en Miraflores al presidente Nicolás Maduro o llevar al palacio presidencial al candidato opositor Edmundo González.

El vecino país se debate entre la tensión, la calma y la expectativa por lo que pueda ocurrir el 28 de julio, en medio de algunos hechos inquietantes que han llevado a la comunidad internacional a prestarle mayor atención a lo que ocurre allí.

Ese espectáculo de impedir la entrada de varios expresidentes latinoamericanos, de la ex vicepresidenta colombiana Martha Lucía Ramírez y de la senadora Angélica Lozano, quienes intentaron llegar como delegados internacionales para confirmar como transcurrirá la jornada electoral del domingo, es una alerta que no se debe echar en saco roto.

De todas maneras son los venezolanos quienes con su mejor herramienta como es la del voto tienen en su conciencia y en sus manos la alternativa de darle un giro de 180 grados a Venezuela y desde ahí levantar las bases y estructuras para la reconstrucción democrática, económica, social y política.

Uno de los aspectos esenciales que los votantes en particular y los venezolanos en general deben de tener presente, es que si en estas justas el chavismo es derrotado, no se puede llegar a pretender que al otro día de instalado el nuevo gobierno los problemas y la crisis desaparecerán.

Eso no es así. Y ahí es requerido un trabajo muy fuerte, para entender que a partir de un triunfo de la oposición lo que pasará es la necesaria estructuración de un plan para la construcción de la nueva Venezuela.

Sin embargo, el inmediato esfuerzo es defender y cuidar el voto y que el mismo se cuente adecuadamente para derrotar cualquier estrategia tendiente a activar planes de fraude para intentar torcer el resultado de las elecciones.

Los venezolanos tienen que estar con los ojos abiertos y los oídos despiertos, para que en esta ocasión la democracia empiece a recobrar su vigor y se logre la opción de un nuevo modelo de gobierno en el país vecino.

En esta ocasión, la opción presidencial opositora cuenta con factores a favor, como por ejemplo el debilitamiento electoral que a lo largo del tiempo ha tenido la fuerza chavista que expertos de Votoscopio señalan que mientras en 2013 Maduro obtuvo 7 millones de votos, en 2018 esa cauda bajó a 5.8 millones.

Ahí aparece una señal importante que de repetirse dará al final una tendencia que bien puede abrirles la opción a un cambio a los habitantes de Venezuela, muchos de los cuales han notificado que si Maduro sigue ellos harán maletas y se irán del país. Ojalá permitan que la democracia se imponga.

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